Con un título casi calcado al del disco de 2010 de la banda de metal Godsmack llega el nuevo trabajo de The Harlock. Pero que nadie se confunda, porque sus propuestas no pueden estar más alejadas. Bajo la sorprendente y acertada producción de Guille Mostaza, el grupo de Terrassa vuelve a apostar por la sencillez de las buenas melodías y un rocoso trabajo instrumental para darle poso a su folk-rock oscuro que ellos mismos definen en su nota de prensa como indie rock fronterizo. Y me gusta esa definición. El indie es evidente, entendido desde el significado original de la palabra hasta la apuesta por algunos sonidos cercanos al estilo. El rock también, en especial por lo compacto de la base rítmica y el protagonismo de algunos riffs de guitarra que apuestan más por el efectismo, bien entendido, que por la virtuosidad. Y los fronterizo también desde el momento en que su música se sitúa en una imaginaria frontera de varios géneros entre los que transita una propuesta que puede sonar tan cercana a Nick Cave a veces como a The Smiths o Bonnie Prince Billy en otras. Eso sí, sin pasar de la raya que puede llevar al pastiche indefinido. «Little Christine», «Two Whiskies» o «Annie Dynamite» son excelentes canciones que muestran el camino a seguir. Buen trabajo.
Eduardo Izquierdo
