Maravilloso disco el que se ha sacado de la manga Teddy Thompson junto a Kelly Jones. El hijísimo de Richard y Linda Thompson se une a una semi desconocida Jones, más dedicada hasta la fecha al power-pop, para completar un precioso trabajo cargado de sensibilidad, buen hacer y grandísimas canciones. Con un cierto aroma a Buddy Holly, a The Everly Brothers, a Sam Cooke y a Patsy Cline deambulando por todo el álbum. Entre el country y el rockabilly poco agresivo y trotón se mueven las canciones de un trabajo cuyo único pero es su escasa duración: apenas 26 minutos. Poco importa. Ya saben eso del tarro y las confituras. De hecho me atrevería a decir que este es el mejor disco de Thompson hasta la fecha, y eso mirando su discografía no es algo baladí. Un álbum que podría haber sido grabado hace sesenta años pero que suena perfectamente actual, con unas armonías vocales tan bien planteadas que a veces cuesta situarse en quien de los dos está encargándose de la voz principal y quién armonizando. Banalidades. Porque al final lo que importa es lo bien que suena todo en conjunto y como estas diez canciones huelen a clásico desde la primera escucha ¿He dicho ya que el disco es una maravilla?
Eduardo Izquierdo
