Encuentros

Sara Gee & Ramblin’ Matt: «las etiquetas arruinan la música»

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La pareja formada por Ramblin’ Matt y Sara Gee se conocieron gracias a una pasión común: el blues. Desde entonces predican el Evangelio según Robert Johnson por todo el mundo desde su casa en la costa levantina. Hasta allí nos desplazamos para hablar con ellos de su último disco, Captured At The Spider Web, de la música y de la vida, en general.

Os conocisteis gracias a la música, y desde entonces formáis pareja sentimental y profesional.

R:Nos conocimos a finales de mayo o principios de junio de 2013. Yo estaba en Londres, llevaba allí 7 años tocando con los Jailbreakers y estudiando música en el conservatorio. Un día me llamaron para hacer unos bolos aquí en Valencia con Danny Boy. Una de esas noches la conocí y ya no volví a Londres salvo para recoger mis cosas. Desde ese día vimos claro que teníamos muchas cosas comunes: ambos componíamos, nos gustaba el blues, el country, la música de raíces de las montañas. Me di cuenta también de que ella tenía un talentazo enorme.

S: Nos unió la música, sí, pero también de qué momento de la vida veníamos. Habíamos rodado mucho por el mundo, nos habíamos buscado mucho la vida. Yo estuve en Formentera una temporada, no salió muy bien, tuve que volver… Cuando nos conocimos estábamos ambos algo perdidos…más que perdidos, en un momento de la vida en el que todo era posible, estábamos abiertos a todo. Nuestro pegamento fue la música.

¿Y Sara también se dedicaba a tocar en Formentera?

R: Ella estaba allí en Formentera en plan hippie, con gente que había conocido a Syd Barrett y otros iconos.

S: Sí, así es. Era una vida muy hippie, muy bohemia.

¿Por qué os fuisteis?

S: Yo me fui a Formentera porque notaba que me faltaba algo…Había estudiado, pero me faltaba algo, no me sentía satisfecha, me ahogaba en Valencia y necesitaba otra forma de ver la vida. Entre otras cosas aquí notaba demasiada competividad, en aquel momento al menos, luego volví y quizás ahora hay más sitios con mejor ambiente.

R: Yo me largué en el 90 más o menos. Antes toqué aquí con Los Dalton, los Incorregibles y otros grupos. Iba a Madrid en el 84 al Rockola, me perdía por allí… Mucho aprendizaje, mucha movida. Luego me fui a los Estados Unidos. Estuve allí seis años en los 90. Primero tres años en Chicago, donde visité los sitios históricos del blues eléctrico y toqué con gente de allí. Estuve también en la zona del Delta del Mississippi. Vine aquí un año, se me cruzaron los cables un poco y me fui a Zanzibar, y allí también estuve en contacto con músicos africanos. En el 2006 fue cuando me fui a Londres hasta 2013 que nos conocimos.

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Ahora, establecidos en Valencia. ¿Cómo ha cambiado vuestra vida?

S: Bueno, respecto a mi estancia en Formentera echo de menos algunas cosas, como levantarte y no tener nada que preocuparte nada más que de tocar, componer…

R: Pues no sé qué decirte… Cuando volví de Londres me di cuenta de que aquí los promotores y las salas empezaban a tener los mismos vicios que allá. Hay salas buenas, sí… El problema es que la gente va menos a los conciertos, lo que provoca que las salas acaben apostando por lo fácil, lo que saben que va a funcionar.

El blues os unió, pero en general sois amantes de toda la música americana, ¿cierto? ¿Quizás Sara es más de country y Matt de blues?

S: Sí, puede ser. Me gusta Hank Williams pero también el blues. Me encanta tocar y cantar el blues. Siempre quiero mejorar. Mi musa es Bonnie Raitt, pero también Memphis Minnie. Lo que pasa es que me sale más fácil una composición country. A veces compongo blues pero lo que me sale lo veo demasiado básico. Aprendo mucho de Matt.

R: Yo vengo del rockabilly, de aquellos casetes de los 70 con Cochran, Gene Vincent, etc. Empecé con el rockabilly, monté los Jailbreakers en Londres, etc. pero pasaba el tiempo y noté que no mejoraba. Me centré entonces en el blues, y cuando intentaba hacer algo me pasaba eso, que con los tres acordes típicos que los grandes hacen algo elaborado, a mí no me salía. Me tiré un montón de tiempo aprendiendo, según me adentraba iba conociendo los diferentes estilos que hay.

Es curioso lo que comentas de los tres acordes. Desde fuera, como profano tocando la guitarra, parece como que el blues es fácil de tocar porque se van repitiendo los acordes y parece sencillo, pero no lo es.

S: Es que el blues es casi la mínima expresión, un toque de cuerda, una voz cantando… Luego igual muchos guitarristas intentan hacer solos virtuosos, y a mí eso me repele. Es una pasada, pero la música no acaba de transmitir.

¿El blues no sería lo contrario a eso, al virtuosismo?

R: Hay gente que va de guitar-hero y no es eso. Igual la culpa es de Eric Clapton, Cream y toda esta peña. Sólo con solos épicos no se mantiene una canción. En USA o Inglaterra la gente lo vive de otra manera, casi todos tienen alguien en la familia que toca, lo maman desde pequeños.

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Lo que ocurre aquí con el flamenco, en algunos sitios.

R: Exacto. Aquí vienen japoneses a estudiar flamenco con El Habichuela y luego lo clavan. Pero es sólo técnica y poca alma.

S: Lo mismo ocurre con las voces. Todo es técnica. Hay voces geniales, pero falta alma también. Está bien, pero a mí me gusta escuchar voces de verdad, no que sean lo más técnicamente sino que sean puras, que se sienta el alma de la persona que canta.

Deduzco que, como a mí, os emociona más el último disco de Billie Holiday, con la garganta destrozada, que todas las piruetas vocales de Adele o Celine Dion.

R: En tus canciones se tiene que notar la vida que llevas. Nosotros hemos llevado una vida de perros, y por eso nos salen más las canciones de dentro (sin descuidar la parte técnica, que no se nos malinterprete), más de verdad.

¿Y cómo surgen esas canciones que os salen de dentro?

S: Yo cuando compongo hago la letra y la música, y me la imagino en mi cabeza con unos arreglos. Luego se la doy a Matt y prácticamente cuando le mete los arreglos suena exactamente como la oía en mi cabeza.

R: Ella empieza canciones y muchas veces yo la empujo a que las acabe.

S: Es que soy muy crítica conmigo misma, me cuesta mucho acabar una canción porque siempre pienso que me ha quedado muy pobre, o muy pretencioso, y eso me tortura mucho. Matt me ha ayudado a no dejarme llevar por mi parte negativa. Ahora sigo siendo crítica, pero en plan más positivo.

Igual al hacer que el otro escuche la canción se consigue un juicio más objetivo. Saber si está acabada, si puede mejorarse, si debe cambiarse algo.

S: Exacto. Por eso, yo me como mucho la cabeza y Mateo me dice “ya está, está terminada”.

R: A mí sin embargo cuando compongo mis canciones me viene a la cabeza todo entero: letras, melodías, arreglos… todo. Cojo el cacharro y lo grabo.

S: De hecho la noche que nos conocimos ya nos pasamos la noche tocando e incluso grabamos algunas canciones. Luego él me las mandaba desde Londres con los arreglos.

Os gusta el sonido poco pulido. ¿Grabáis en casa?

S: ¡Es más barato!

R: Hemos grabado en estudio, pero también hemos hecho discos en casa con el iPad. Pero aunque grabemos en estudio también lo hacemos tocando todos en directo. Guitarra enchufada al ampli, dos o tres micrófonos y ya.

Vuestro último álbum, Captured At The Spider Web, es principalmente un disco de versiones, aunque hay un tema compuesto por vosotros. ¿Cómo habéis escogido las canciones?

S: Las que canto yo son de mi trayectoria, las aprendí a tocar en Formentera. Algunas se me han ido quedando. Igual no me atrevía a tocarlas porque algunas no encajaban bien en una jam session, que es lo que yo hacía principalmente. Tampoco sabía muy bien qué hacer con mis canciones, a mí lo que me gustaba era tocar, fueran mías o versiones. Luego cuando conocí a Mateo y puede enseñárselas ya me lancé más. Yo cantaba, pero lo que me llenaba era tocar.

Son versiones de temas muy clásicos, pero también hacéis un tema de Miranda Lambert que es más actual.

S: Me lo recomendó un amigo, me llamó y me dijo “hay un tema de Miranda Lambert que te encantará”. Además la letra me gusta, y eso me parece muy importante.

¿Le das mucha importancia a las letras?

Yo aprendí a tocar escuchando a Bob Dylan, sus letras, canciones que me decían cosas sobre la vida que yo estaba viviendo. Y yo quería hacer eso. Quería hacer canciones y cantarlas, pero no tenía a nadie que tocara, así que me lancé a aprender a tocar yo misma.

La versión de Hound Dog me encanta porque vas a la fuente.

S: Me gusta que lo digas porque me costó mucho decidirme a hacerla. Es una canción que me daba mucho respeto, me imagino a Big Mama Thorton en su época, con todo lo que vivió. Ves un vídeo suyo y es imponente, grande, con una enorme presencia. Me intimidaba. Mateo me convenció de que podía hacerla. He aprendido que puedo arriesgarme, a no tener miedo. ¿Miedo a qué? ¿A la crítica? ¿Qué más da? Nadie ha hecho discos geniales durante toda su carrera. Esto es lo que me gusta hacer, os lo quiero regalar, y a quien le llegue pues que lo disfrute.

¿Tenéis algún problema con los puristas del blues?

R: A mí me gusta alejarme de las etiquetas como de la peste. Las etiquetas han arruinado mucho la música. Hay mucha tontería, yo estoy ya un poco de vuelta de todo esto, me interesa la música en sí misma, hacer música. En el blues hay mucha pedantería, mucho purista. A mí eso me fastidia. Cada uno toca según sus recursos y su espíritu. Que si fulano no metía aquí un Si Bemol, que si tal… Nosotros somos músicos, tocamos lo que nos sale, y parece que a la gente le gusta. Nos han contactado desde Inglaterra,  USA…

S: Claro. Si respetas tanto un género no evoluciona. ¿Cómo se hubiera convertido el blues en el rock and roll?

R: A mí me interesa la gente como Woody Guthrie y similares, que cantaban lo que vivían. Canciones muy autobiográficas, sin tener en cuenta el tipo de música. Yo intento hacer algo parecido, me gusta por eso más un disco grabado con cuatro micrófonos y la banda tocando juntos. Veo que a muchos músicos les cuesta ese paso, grabar en directo. En ese aspecto me influenció mucho también el punk, el hazlo tú mismo. Si a la gente le gusta lo que haces les gustará igualmente, suene más bien o menos bien.

Pero tenéis cierto estilo propio, dentro de lo que es la música tradicional americana.

R: Creo que hemos conseguido tener un estilo y la gente nos va conociendo. Muchos nos dicen que no hacemos una sola cosa, que hacemos música en general. Yo vengo también de los Clash o de los Crammps, o los Stray Cats. Es una mescolanza de cosas. Y de ahí vas hacia atrás, descubres a los Stones, sigues hacia atrás y llegas hasta Robert Johnson.

Quizás se ha perdido un poco esa curiosidad, esa manera de descubrir música.

S: Es una pena porque tenemos una herramienta que es un lujo para descubrir cosas. Por ejemplo, de Janis Joplin buscando hacia atrás llegué a Bessie Smith.

Yo creo que lo que se ha perdido es la perspectiva temporal, lo tenemos todo a la vez. La línea temporal ya no existe.

S: No es lo mismo obtener la música con un clic que patearte tiendas de discos.

M: Recorriendo tiendas buscando un disco, con la guitarra a cuestas… Era otra forma. Yo por ejemplo escuchaba a los Beatles y me salía siempre el nombre de “Berry”. Entonces investigas y descubres a Chuck Berry. Y así todo.

Las generaciones más jóvenes ya no funcionan así.

S: El otro día una niña nos hizo un dibujo de Mateo y yo. Tenía 6 ó 7 años y nos pintó, estaba encantada. Yo pensaba…mira…me hacía mucha ilusión ver que esta música, que es más para mayores, a ella le atraía tanto. Pienso que tal vez, en unos años, descubra otros cantantes a través de nosotros porque una canción nuestra le despierte la curiosidad. A veces creo que los músicos de hoy en día somos los encargados de transmitir un legado, de mantener toda esta música viva. El blues se morirá cuando dejemos de tocarlo.

 

Texto: Fidel Oltra

Fotos: PunkyJosé 

Ilustración: Tete Chumi

One Comment

  1. Right on! Gracias Ruteros!

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