Coincidiendo con el cincuenta aniversario del fallecido guitarrista se pone en la calles este disco “perdido” del artista canadiense. Autorizado y revisado por la fundación que tutela su legado la grabación tiene un objetivo claro según declara su viuda Cristie Healey: “Compartir estas canciones es desenterrar un proyecto que pone de relieve el increíble talento de Jeff y pone a disposición de los fans música increíble”.
Y es que es eso, y no otra cosa, lo que supone el lanzamiento de Heal My Soul. Recuperación de composiciones inéditas dirigidas a sus seguidores más acérrimos. Las canciones van en la onda de sus últimos lanzamientos en vida, es decir blues rock orientado a un público adulto con producción asequible e insuficiente riesgo artístico, pero muy lejos de sus dos primeros álbumes, See the Light (1988) y Hell to Pay (1990), que suponen todavía hoy sus mejores obras.
Es indudable que su maestría como intérprete sigue quedando intacta y que su guitarra suena de maravilla pero las canciones no acompañan la calidad de su tocada. Algunas composiciones se salvan de la quema, «Daze of the Night», «Temptation», «Put the Ground You Walk On», pero el resto no aguantan demasiadas escuchas a no ser que seas, como decíamos al principio, un devoto incondicional de Jeff.
Todo y así máximo respeto para un tipo que hizo de la música una de las principales razones para seguir adelante en la vida y superar una azarosa existencia.
Manel Celeiro