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Layabouts, Sala Ego, Alcalá de Henares

 

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Había pasado casi un año –y las expectativas eran altas– para volver a ver a los de Jon Arias en el escenario de la Ego Live de Alcalá de Henares. En su anterior visita encontraron una sala de dimensiones perfectas para poner en práctica ese cañón del rock en el que terminan por cristalizar la rabia y polvo eléctrico de sus directos. Esta vez, pese a que la acogida de público distaba bastante con respecto a la anterior cita, la aguerrida audiencia no puso trabas a los madrileños para que rompieran la cuarta pared y celebrasen en comunión sus diez años de consagración musical.

Con el mini LP Monster (Homeless Records, 2014) como último material sonoro publicado hasta la fecha, Layabouts habían dejado bien claro que lo suyo es la distorsión desenfrenada que mantiene presente el legado de las bandas a las que admiran –prueba de ello es la versión del New Rose de The Damned incluida en el mencionado álbum–. Fieles admiradores de los Ramones –a quienes rinden homenaje en un set de tributo– o The Dictators, la esencia cruda del garito no escapa a ninguno de los componentes de la formación.

Echaron mano de Electro Rocker Move de su primer disco Layabouts (Wild Thing Records, 2007) para comenzar, un corte cuya grabación original daba cuenta de una naturaleza festivalera permeable a otros pasajes más contundentes. Pero las apreciaciones estilísticas se diluyen a través de su puesta en escena y apenas se pudieron discernir brechas temporales entre temas como You Got It y To The End. Los baquetazos de Vito se imponían marciales acompañando a la banda hacia su aproximación al público que se agitaba congregado en las primeras filas. La más reciente Outta Love o Desertika precedieron las versiones de Inside Looking Out de The Animals o del Strychnine de los Sonics –con Rober a la voz en esta última–. También tirarían de la efectiva simplicidad de Got You, o de la potencia de The River and the Razorblade. No faltaron tampoco sus versiones de New Rose o del California Sun de Henry Glover y Morris Levy interpretada con toda la impronta Ramones. El momento álgido vino de la mano de su clásico Fine For Me que consigue apelmazar a la audiencia hasta la extenuación. Para rematar Rollercoaster o Rock’s Dead, entre otras, completarían la selección.

Más de hora y media de pundonor electrizante que dejó satisfechos a los presentes a pesar de que el volumen empleado no terminó de ser absorbido ya que la sala se encontraba a un poco menos de la mitad de su aforo máximo.

 

Texto: Alex Jiménez

Fotos: María Ibeas.

 

 

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