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The Connection & The New Trocaderos, Ego Live (Alcalá de Henares)

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Trabajo de amor o vicio extenuante. Conviene apoyarse en la literalidad para obtener una aproximación a ese viaje que parte desde que uno pule la tonada hasta que acude sala por sala con el ánimo de defenderla en escena. A veces con vítores y muchas otras con cara de perro. Aunque quizás no haya nada de supra terrenal en el gesto, en el fondo forma parte de la cosmogonía de la diversión inmediata que se produce con la electrificación de las guitarras. Es como esa cerveza tras una tarea agotadora que sabe siempre mejor que la segunda y espera en algún instante los efectos de la tercera.

Labor of Love (Rum Bar Records, 2015) es el título otorgado al nuevo Redondo de los de New Hampshire, The Connection. Conocedores del acervo punk y power pop que congratula a las hordas subterráneas, esta tarea de amor cruje más que anteriores entregas y pone el acento en la herencia de unos Flamin’ Groovies –y por ende el Londres entendido a lo Dave Edmunds– o los sempiternos Ramones, sin olvidarse de ciertos aditivos como los prodigios en los coros que en Let the Jukebox Take Me, recuerdan a los Byrds. A eso hay que añadir el nuevo material de los New Trocaderos, ese proyecto de banda de estudio que con la combinación de Brad Marino, Geoff Palmer –ambos miembros constantes de The Connection– y Kurt Baker –compañero de correrías en más de una ocasión– componen un alter ego recién llegado de Los Ángeles –lugar de estrellas del que los Trocaderos hacen su hogar–. Con esto y Zack Sprague en las baquetas se completan las piezas de esta gira de “dos bandas” que saca a relucir en directo un buen puñado de piezas revestidas de simple y llano rock and roll.

La Sala Ego fue el lugar que dio el pistoletazo de salida de la mencionada turné. The Connection era la primera formación en subir al escenario con una afluencia que no iba más allá de la quincena. Sin embargo, bien hallados todos, se creó el clima perfecto de algo que parecía mucho más cercano a un ensayo en el local pero que mantuvo la cara para llenar con las guitarras el poroso aforo del local. No sin algún problema con el amplificador de turno poco se hicieron esperar. It’s Alright marcó la entrada y destacaron algunos temas de discos precedentes como la pegajosa I Think She Digs Me. Después darían cuenta de algunos cortes del nuevo elepé como Circles, Labor of Love –cuyo riff inicial fusila el I’m Stranded de The Saints, como bien apuntaba Warren Pelagatos, allí presente–. Para rematar se pudieron degustar algunas versiones muy bien escogidas como Misery de los Beatles, First Time de The Boys o Seven Nights to Rock –ese número rockabilly– de Moon Mullican.

 

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Tras un descanso Kurt –convertido en traductor de la banda y siempre solícito para gestionar la llegada de cervezas y chupitos de tequila al escenario– y Brad intercambiaron posiciones en el escenario. Se obró la conversión en The New Trocaderos. La puesta en escena de Thrills and Chills (2015) pudo entenderse como una prolongación del directo anterior. Con temas para la resaca como What the Hell Did I Do o disparos de puro pub rock del orden de I’m So Bad supieron deleitar al personal congregado. También hubo momentos para echar de menos a su teclista, Kris Rodgers, que no pudo acompañarles en esta gira, o a Kim Shattuck, que junto con Palmyra Delran se marca unos preciosistas coros en esa delicada pieza que lleva por nombre Crazy Little Fool.

Afán de diversión de local de ensayo pero con la atmósfera de un crudo concierto de garito se dieron la mano en la Ego Live de Alcalá de Henares.

Texto y fotos: Alex Jiménez

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