En esta pareja de Nueva York que se conocen desde la infancia y con los que ha colaborado gente como los Dickinson o John Fullbright confluye todo lo que nos gusta de los grupos de raíces integrados por chico y chica. Alyssa y Doug Graham se conocieron cuando ella tenía siete años y él nueve. Empezaron siendo amigos, siguieron como pareja y hoy en día son marido y mujer y uno de los duetos más interesantes que pululan por los States. Pero que se presente Alyssa.
Toda la vida juntos ¿no?
Sí, creo que nuestra carrera empieza incluso antes de saber que iba a existir. Nos conocimos siendo niños literalmente y nos hicimos amigos muy rápido. En la escuela secundaria empezamos a tocar música juntos. La mayoría de cosas que hacíamos no salían de canciones de tres acordes de Neil Young, Bob Dylan o The Grateful Dead. Montamos una banda y decidimos empezar a componer juntos. Ahí fue cuando nos enamoramos, nos casamos y nos convertimos en The Grahams. En 2013 publicamos nuestro primer disco, Riverman’s Daughter. Nuestro sueño era vivir como Huck Finn y Tom Sawyer así que nos fuimos al Mississippi, nos metimos en un barco en el pantano de Atchafalaya en Luisiana y escribimos ese disco. Para el segundo, Glory Bound, nos inspiramos básicamente en Woody Guthrie y su uso de los ferrocarriles para transmitir su música. Así que cogimos las maletas y pasamos tres meses de tren en tren, viendo el país de forma diferente. Como dices, hemos estado toda la vida juntos pero esas cosas la hacen emocionante porque nunca sabemos dónde nos llevará el destino.
Vuestras influencias, entonces, están claras.
Supongo que nuestra principal fuente de inspiración es formar un matrimonio sólido, aunque desde que crecimos juntos tenemos los mismos artistas de cabecera. Hace unos años nos fuimos a casa de nuestros respectivos padres y recuperamos nuestras colecciones de vinilos de juventud. Como esperábamos, la mayoría los teníamos repetidos: Neil Young, Bob Dylan, Joni Mitchell, The Carter Family, The Flying Burrito Brothers, Emmylou Harris…Ya en nuestra vida adulta nos hemos obsesionado con Woody Guthrie.
Escogisteis un productor externo como Wes Sharon para este Glory Bound ¿por qué?
Trabajar con un productor es como meterte en la cama tres meses con alguien que no conoces muy bien. Viendo como nos conocemos nosotros que lo compartimos todo, es algo difícil y extraño. Tienes que confiar en otro por completo y él, por su parte tiene que aceptar tus inhibiciones y vulnerabilidad. Antes de decidir trabajar conW es nos reunimos con varios productores en Oklahoma y nos dimos cuenta que él era quien más entendía nuestras canciones y el viaje que habíamos emprendido para escribirlas. Además los discos en los que ha trabajado son espléndidos: John Fullbright, Ryan Engleman o Gabe Pearson. Queríamos contar nuestra historia pero también honrar al sonido de Oklahoma al permitir los ecos a Woody Guthrie. Wes supo hacerlo a la perfección.
En vuestro disco anterior trabajasteis con Malcom Burn, otro auténtico maestro en el tema de la producción ¿qué diferencias habéis encontrado?
Ambos son auténticas fuerzas creativas con los que siempre estaremos en deuda pero, efectivamente, son diferentes. Pero es que también nosotros estábamos en lugares diferentes. Grabamos Riverman’s Daughter en Nashville, tocando en vivo en unos momentos en que la madre de Doug había fallecido. Malcolm es el artista más creativo que hemos conocido y su fuerza nos ayudó mucho. Fue el productor perfecto para capturar lo que en esos momentos pasaba en nuestras vidas. Wes, por otro lado, está más orientado al detalle y domina a la perfección los medios técnicos. Es un perfeccionista consumado pero al mismo tiempo es capaz de capturar la naturaleza de una canción y entregársela al músico. Fue capaz de crear un ambiente que nos permitió trabajar como cuando estamos en un escenario, sin dejar de sonar limpio. Ese es un talento poco común. Aunque cada productor y cada grabación son considerablemente diferentes, tanto Malcolm como Wes fueron capaces de profundizar y dar rienda suelta a nuestras almas y capturarlo en los discos.
Habéis hecho un documental titulado Rattle the Hocks ¿de qué va eso?
Es un documental musical que capta la relación histórica entre el ferrocarril y la música folk y de raíces norteamericana. Lo dirigió Cody Dickinson, un espléndido músico con North Mississippi Allstars y buen amigo nuestro. Nos siguió en nuestro viaje por el país buscando el eco de las canciones antiguas. Cody capturó una parte de nuestro viaje, la que pasaba por Nueva Orleans y se trajo a tocar unos músicos increíbles de Tennessee. Ahora se está emitiendo en muchos festivales del mundo e incluso en Londres ha sido nominada a un premio.
He leído a Doug decir que queréis tocar con cuantos más artistas mejor y compartir vuestra música con todo el mundo ¿es esa vuestra filosofía de vida?
Por supuesto. Y nuestra forma de comportarnos lo demuestra continuamente. Tocar música será siempre para nosotros algo esencial. Crecimos así y así seguiremos. Para nosotros no es una competición con otros músicos sino algo que compartir. En Riverman’s Daughter estuvieron con nosotros Cody y Luther Dickisnon o Phil Madeira, por ejemplo. En Glory Bound han colaborado John Fullbright y los Turnpike Troubadours, pero también músicos locales de Oklahoma. La gente se pasa por el estudio y acaba grabando algo en nuestros discos. Eso es lo divertido de la música. Su objetivo es unir gente y romper barreras.
Como neoyorquinos ¿qué significa la ciudad para vosotros?
Nueva York es lo mejor y lo peor de todo. No seríamos quienes somos si no fuéramos de Nueva York. Además nos conocimos y nos casamos allí. The Grahams existen gracias a Nueva York.
España ¿pasa por vuestros planes?
Sí, búscame una forma de hacerlo y ahí estaremos. Hemos estado allí y puedo decirte que San Sebastián es nuestra ciudad favorita del mundo. Que alguien nos llame y reservaremos vuelo ahora mismo.
Eduardo Izquierdo