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Xarim Aresté, todas las modalidades del fracaso

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Ya lo dije en la crónica sobre La Rosada. Xarim ha hecho un disco enorme que crece a cada escucha. Un disco diferente, que arroja muchas preguntas y encuentra solo algunas respuestas. Al oírlo uno puede sentir el flujo creativo del artista y su inquietud insondable para llegar a una cierta fórmula de arte inmaculado. Es un camino que nunca llega a su fin pero en él siempre hay que hacer algunas paradas, y en esta, Xarim ha culminado un gran trabajo. Le planteamos este cuestionario para intentar averiguar un poco más sobre las fuentes de su adn creativo. En Ruta 66 nos gusta seguirlo de cerca.

Desde la primera vez que te vi tocando con Maika hasta ahora ha llovido mucho, ¿cómo valoras tu carrera en el punto en el que te encuentras?

En estos años me ha dado tiempo de interiorizar muchas modalidades diferentes de fracaso. Conciertos de mierda, canciones de mierda, malos rollos con colegas de la banda… todo lo que se podía haber hecho mal lo hice. Miro hacia atrás y no parece mucho tiempo, sin embargo flipo al darme cuenta como he conseguido cagarla tantas veces. Así que supongo que estoy orgulloso de no haber desfallecido todavía tras tantos años de desaciertos.

¿Tu siempre has hablado de tu pueblo de origen, Flix, ¿de que manera influye en tu música la tierra donde has crecido?

En mi barrio fuimos arrojados al rock and roll. No hubo nadie al que no se le fuera la olla con eso en algún momento. En mi pueblo no pasaba nada. No pasábamos ni nosotros. Y el futuro que se avecinaba no había por dónde cogerlo. Desde el pueblo el mundo parece mas grande y lejos de lo que es. No se cómo germinó la cosa pero la música pasó a ser el único valor. Lo único excitante que teníamos a mano. Y yo me aferré a ello como si se tratara del Santo Grial.

¿Qué te hizo interesarte por la música?

Me di cuenta que era lo único con destellos de verdad que alcanzaba a ver mis ojos. De repente los Sex Pistols y Nirvana eran sabiduría ancestral y todo lo demás dejó de interesarme, en realidad. La sensación no ha cambiado mucho al respecto. Ahora conozco la farsa pero no por eso la música deja de ser poderosa. A menudo esas viejas canciones siguen legitimando mi sentido común.

¿Qué significa para ti La Rosada?

Estoy muy cansado. Arrastramos vicios heredados que no nos pertenecen. En realidad todo el mundo parece cansado. Con La Rosada solo trato de darme a mi mismo algo de luz y buen rollo. Lo hice rodeado de amigos que se encuentran con situaciones parecidas a las mía. Todos esperamos inconscientemente vencer el velo y bañarnos en un nuevo día en dónde las atrocidades sean vistas como tal. Solo trato de ser algo optimista. Cuesta un cojón, pero es que últimamente lo estoy necesitando para sobrevivir entre tanto sin vivir.

Cuándo pienso en tu disco me viene a la mente una noria que va rodando y en cada cesta hay un Xarim tocando un estilo diferente. ¿Seria el eclecticismo una de tus virtudes o uno de tus vicios?

Siento ganas de explorar todavía un rato mas el popurrí de la decadencia de nuestro mundo. Pero creo que falta bien poco para que lo aborrezca definitivamente. El folk como se entendía ha estallado en millones de pedazos y habrá que dar un paso adelante pronto. Habrá que enterrar a los Beatles y a Dylan. Parece que todos necesitamos algo nuevo pero pocos son los que lo buscan profundamente. Mi eclecticismo debe ser un signo de los tiempos. Yo robo lo que veo y todo está por todas partes.

De todas formas alrededor de todo este eclecticismo hay un denominador común, ¿qué es exactamente?

El agua y la olla. El blues y mi alma. No idea.

¿Cuánto hay de improvisación y cuanto de planeado en La Rosada?

Yo tiro la caña, después tiro del hilo y que salga lo que salga. Siempre lo he hecho así. Diría que hay cierta arquitectura en las canciones pero que la música es improvisada. Tenemos una actitud parecida a la del jazz en ese sentido.

¿De dónde te viene esa vena gipsy báltica que siempre casi siempre explotas?

Pues no tengo ni idea. Nunca me metí en esa honda. Me gusta el concepto de la marcha caótica para contar según que cosas. Mas tarde vi que Ovidi Montllor y Quico Pi de la Serra ya lo habían hecho en los 70. Creo que en realidad se trata de música mediterránea. El rollo zíngaro, el rollo napolitano, Javier Krhae… Quizás lo tengamos en la sangre y no nos demos cuenta.

El disco tienen bastante mala leche en según que canciones, en concreto hay esa frase que me encanta que dices: Vivim com soldats enfarlopats, sempre som a peu de guerra sempre acabem a esclats. ¿a qué te referías exactamente?

Pues me refiero al ansia. A la auto exigencia, al auto juicio. A la presión a la que estamos sometidos todos intentando soportar algo que se está desmoronando en nuestras narices. Me refiero al auto engaño que ejercemos en todo momento.

¿Es la canción un buen instrumento para quejarte?

Antes solo quería romper y quemar todo. He vivido muchos años en una total reacción. ¡Pero en realidad ya está todo roto y violado! Las canciones sirven mas para construir que para destruir. Pero yo no me he dado cuenta de esto hasta hace nada.

Tu letras beben bastante del surrealismo de “payés” y del imaginario de Josep Pla¿estoy en lo cierto? ¿Cuáles son tus referentes literarios?

La verdad es que nunca leí a Pla. Pero me gusta jugar con el refranero popular si te refieres a eso. Siempre me inspiraron Ray Davis, Eugenio, Kiko Veneno, la literatura zen, los presocráticos. No se hasta qué punto estoy impregnado de qué en ese sentido.

¿Porque decidiste incluir un disco de regalo solo instrumental? ¿Qué significa para ti Cine Ebro?

Cine Ebro lo estuve grabando durante los últimos 10 años. Supongo que ya no podía más. Son canciones, melodías, miniaturas, que me recuerdan todos los sitios en los que he estado, con quién y cómo. Actúa como una banda sonora pues las canciones explican una historia juntas pero son absolutamente ajenas entre ellas.

¿La inspiración existe o es todo trabajo?

La inspiración es básicamente observación mas espontaneidad. Y eso es un curro diario. Para ser espontáneos primero tenemos que ser libres. Y ser libre es el trabajo de toda una vida.

Este es para ti un año muy completo, porque al mismo tiempo sacas La Rosada y el libro de poemas Catacumba Umbilical (editorial 66rpm), ¿hay alguna relación entre ellos?

Son dos realidades fruto de la misma visión. Dos maneras de expresar la misma idea. Tengo el honor de contar siempre con Joan Garau, quien me pinta la música y ha ilustrado el libro y creo que esta vez nos hemos puesto mas de acuerdo que nunca. Creo que todo esto va sobre ponerse de acuerdo.

¿Qué te permite la literatura que no te deje hacer la música?

Nada. La literatura y la música y la pintura, tal y cual… son substancias parecidas. La música es líquida y puede colarse por todos los lados. Con el libro he aprovechado por matizar cosas. Pero al final es como que simplemente hay una sola canción gigante e infinita. No? Quien dijo eso?

También has hecho muchas colaboraciones, algunas con Gerard Quintana o Pascal Comelade, ¿qué es lo mejor de poder colaborar con gente tan diversa?

Con el tiempo lo mas preciado resulta un ángulo nuevo con el que mirar. Mis mayores influencias son la gente que tengo la suerte de tener cerca. Todos ellos son los que me han enseñado en el toma y daca diario. Ricard Sohn, me ha enseñado tanto, por ejemplo! O Paul Fuster, Gerard, los Makovskis… Sanjosex, con los que llevo años ya tocando. Músicos formidables, no puedo decir mas que gracias!

Por último me puedes decir cuales son tus grupos y tus discos actuales?

Últimamente he flipado con Ljubliana and the Seawolf, Roger Pistola, Monsters of Palma, Cabo San Roque, Pep Gimeno Botifarra, Lee Morgan…

 

Texto: Andreu Cunill

Foto: Noemí Elías

 

 

 

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