Aquellos que degustaron el muy nutrido cofre de los melenudos en la BBC ya se percataron de lo impensable: aun planteándolo en términos de coña, su fuerza acústica era harto evidente. De ahí a plantearse un disco de regrabaciones en acústico media un trecho. Más cercano al Once More de Spandau Ballet que a una repesca tardía de los Unplugged, el producto final es un álbum de estudio largo (75 minutos) donde se pierde toda la garra que se le presuponía a los Quo en los cortes de la BBC. Una innecesaria aberración, oigan. Cello, viola, violines a mansalva y demás cuerdas de lo clásico ladillean sin pudor por esta suerte de grandes éxitos a los que, en un alarde de mal gusto, alguien quiso rubricar con el añadido de un coro de féminas y un acordeón. Redondeando la gracia, una portada en la que Rick & Francis, en sus muy sexagenarios cueros, lucen chicha para el objetivo de Bryan Adams (sí, en este terruño se fraguó el invento). Y hasta aquí las concesiones a la parroquia del prejuicio. ¡Saboreen esta impagable curiosidad! En los corrillos de la Quo Army ya se habla sin tapujos de “nueva vida a viejos temas”. Nada que objetar.
Texto: Daniel Agudo
