Tras el nombre de Nat Simmons nos encontramos con la madrileña Natalia García y unas canciones que beben de lo más profundo de las raíces americanas (folk, blues, country). Con la presencia de David Gwynn como productor y nombres como Manuel Cabezalí (Havalina) a las guitarras, Simons desarrolla un estilo que parece emparentarla con Joni Mitchell, Zoe Muth o Nicki Bluhm. Se acerca al cabaret en «Strange Music Avenue», al jazz en «Wild Way» o al blues en «When the Music Doesn’t Sound», y todo lo hace con solvencia y elegancia. Trece canciones en las que la instrumentación envuelve perfectamente la voz de esta mujer que parece el enlace perdido entre la capital y Laurel Canyon. Brillante.
Eduardo Izquierdo
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