La intérprete de Aledo (Illinois) gozó de éxito comercial en los primeros años noventa y se postuló como aspirante a entrar en la terna de las grandes vocalistas campestres de aquel entonces. Colocó seis singles en los primeros puestos de las listas y obtuvo sendos discos de platino (uno) y oro (dos) gracias a las ventas de, respectivamente, Aces (1991), Voices In The Wind (1992) y Something Up My Sleeve (1993). Sin tener en cuenta otro dorado galardón por un grandes éxitos. A mitad de década decidió tomarse un pequeño respiro para contraer matrimonio y a la vuelta parecía que el público se había olvidado de ella. Sus siguientes álbumes han pasado sin pena ni gloria, pese a mantener un nivel de calidad más que aceptable, relegándola al circuito de aquellos que viven de réditos pasados. En este nuevo álbum tira del cancionero de Merle Haggard, un titán country del que Dylan dijo que tenía el repertorio más hercúleo de la música norteamericana, y claro, es imposible errar el tiro con semejante materia prima. Se rodea de invitados para darle réplica, Gretchen Peters, Randall Stewart o Beth Nielsen Chapman, y borda las interpretaciones arropada por una producción netamente country, pura y duramente country diría yo, que realza su cristalino tono vocal. Fantástico durante toda la duración del compacto en joyas como la preciosa «Silver Wings», la lírica «Today I Started Loving You Again» (que Haggard escribió mano a mano con Buck Owens) o la encantadora «If We Make It Through December». Y absolutamente sobresaliente, y emocionante, en la carcelaria «Sing Me Back Home». Compuesta por Merle durante su años de estancia entre rejas (del 57 al 60) acusado de robo. Una grabación ideal para cerrar los ojos y soñar con vaqueros empapados en cerveza y chicas rompiéndoles los corazones.
Manel Celeiro
