Competente concierto el que se marcaron los hermanos Tormo y compañía en la Sala Rocksound el pasado sábado. Obviando promociones exacerbadas que probablemente han acabado perjudicándolos más que beneficiándolos, sobre todo en el sector más radical del público rockero, no hay duda de que la banda suena y sabe poner encima de las tablas un buen show cargado de rock and roll. Sí, sí. Ya lo he dicho. Rock and roll. Pese a quien pese es lo que hacen y servidor no puede acabar de entender que los mismos que alababan a unos primerizos M-Clan, los que lloran la reciente marcha de Sol Lagarto o incluso que ellos mismos abandonaran su anterior proyecto, Los Perros del Boogie, ahora se atrevan a criticar una propuesta que, básicamente y en relación a estos últimos, es exactamente la misma. Claro que no salvarán el rock de este país pero son capaces de llenar una pequeña sala con un centenar de personas disfrutando de sus canciones y buenas versiones de Tom Petty, Freddie King o Eddie Cochran (aunque la mitad del público fuera incapaz de darles título), y eso, hoy en día y por desgracia no lo hace cualquiera ¿Qué hay bandas mejores? Quizá y también cientos peores. Porque si uno se para a pensar, ese rock clásico entre Chuck Berry y lo sureño no lo practica ahora mismo tanta gente. Recordando a Los Rebeldes en los temas más acelerados, a Tequila en los más bailables y a M-Clan en los medios tiempos, que a veces se les vaya la mano calcando riffs de ACDC queda en mera anécdota. Que me gustaron oigan ¿pasa algo?
Eduardo Izquierdo
