¿Cómo hubiera sonado Bill Monroe si en lugar de nacer en Jerusalem Ridge lo hubiera hecho en Mondéjar? Pues probablemente como lo hacen Los Hermanos Cubero. De hecho su primer disco hasta este Flor de Canciones, publicado en 2010 bajo el título de Cordaineros de la Alcarria se abría con al sorprendente «Jota para Bill Monroe». Y es que la música de estos tipos es tan tradicional y de raíces como puede serlo cualquier tema del citado Monroe, de Earl Scruggs o de los Stanley Brothers. Lo que pasa es que mientras aquellas se expanden bajo secuoyas, estas lo hacen entre encinas y coscojas. Además, para la ocasión aprovechan el buen hacer de gente como Víctor Coyote a la voz, Diego Galaz al violín o Mario Cobo al steel guitar, por citar sola alguna de las colaboraciones, para dar forma a un disco en el que entre corridos, jotas, pasodobles, valses y pasacalles el tiempo parece transportarnos a otro tiempo y otro lugar. Cosa que, por cierto, no consigue cualquier disco. Creer en ellos es sólo una cuestión de fe.
Eduardo Izquierdo
