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JC Brooks & the Uptown Combo. Desempate en el tercer tiempo

JCBUS Promo 2

En su tercer y recién salido disco, los chicagoanos JC Brooks y su Uptown Sound, toman una decisión. En su  tercer y recién salido disco, JC Brooks y su Uptown Sound determinan cuál va a ser, definitivamente, su rumbo. Mirando atrás, y volviendo a su debut, Beat of Our Own Drum (2009), la cosa tiraba por lo mimético, un sonido de fuerte arraigo funk y soul de solvencia, eso sí, limitada. En su siguiente disco, el celebérrimo Want More (2011), daban un salto cualitativo en la repesca de un sonido soulful, con temas como “To Love Someone” (“una versión de una cara B del grupo de Chicago, The Kaldirons”); pero a la vez se adentraban en terrenos más bien alejados de los cánones de la música del alma, cosa que quedaba patente en su curiosa y aplaudida versión del “I’m Trying to Break your Heart” de Wilco. Por este motivo, este choque de planteamientos generó un disco disfrutable pero errático, donde lo que le sobraba al Soul Fan más canónico, agradaba al fan del Pop y del Rock de reminiscencias 80eras y eco independiente. Y viceversa, claro. Un disco interesante, algo menos político que el anterior, que pedía a gritos un desempate.

Y así llegó ‘Howl’

Con Howl (Bloodshot) tocaba ver cuál de las dos orientaciones se iba a llevar el gato al agua. La respuesta la daba el propio Brooks, incluso antes de poder escuchar el disco: “¡Me encanta! Es un disco muy personal y tengo muchísimas ganas de ver cómo responde la gente a esas canciones, hemos dejado de lado la old school y experimentado con un montón de sonidos”.

¿Personal has dicho? Ok. Está claro que la cosa ha tirado por el derrotero pop-rockero, cosa que la escucha de las 11 canciones que componen el álbum corrobora: “En este disco hemos trabajado todos de manera bastante más repartida de lo que solíamos hacer”, explica Brooks en referencia al protagonismo que en la forja del sonido de la banda tuviera el guitarrista, Billy Bungeroth. “En los anteriores discos, la influencia de Bill era más fuerte, pero en Howl, el trabajo se ha desarrollado de forma más igualitaria”.

Ni Otis, ni Iggy, ni tampoco hace falta.

El sonido del disco, enriquecido por la inclusión de Andy Rosenstein a los teclados, tira claramente por ciertas sonoridades de pop manufacturadas entre los 80 y los 90. Pero, claro, sin perder la cadencia soulera que la voz de Brooks, aporta al conjunto. JC Brooks & The Uptown Sound se dieron a conocer por su voluntad de aunar la soulfulness de Otis Redding con la mala baba política de los primeros Stooges. La verdad es que, con perdón, pero ni de coña. Y mejor así. Porque ni su música tiene la atávica ira guitarrera punk de Iggy Pop y compinches, ni la voz de Brooks, caracterizada por un falsete tan típicamente Chicagoano, tiene mucho que ver con la de Otis. “Me gusta representar a Chicago –explica Brooks- porque ha sido mi hogar durante los últimos 10 años, pero mis influencias son muy variadas”. Y, no obstante, la sensación que da una primera escucha del disco es la de mezcla entre un rock independiente americano bien ejecutado, y el falsete de Eugene Record ocupándose de la voz.

Un actor, ante todo.

“Yo siempre y ante todo soy un actor, es por eso que estoy tan dedicado a la idea de hacer un espectáculo al frente de la banda, y no de limitarme a interpretar sólo un rol, el de cantante”, explica Brooks, oriundo de Nueva Jersey e hijo de una estrella menor del ambiente de la disco music local, cuyo anonimato guarda con recelo. “Mi madre nunca fue realmente famosa, pero es cierto que siempre me ha apoyado y alentado a explorar diversos ámbitos artísticos”. ¿Pero entonces, se puede decir que te ha influido que tu madre fuera quien fuera? “Bueno, supongo que hasta un cierto punto, sí, puesto que siempre me ha apoyado en mi ambicióbn artística; pero creo que las divas que más me han influido son otras, como Patti LaBelle, Tina Turner, Janelle Monáe o Beyoncé Knowles”.

A pesar de su índole multidisciplinar, Brooks ya se ha cimentado un lugar en el showbusiness estadounidense, y ha tenido el honor de compartir escenario, al frente de The Uptown Sound, con los mismísimos papás del Soul de Chicago The Impressions, con The Notations o con el inmenso Syl Johnson. “Estos artistas de la vieja escuela me han enseñado algo muy valioso: que el amor por el arte que uno practica puede crecer a través de los años; que va a más”.

Inmersión total

Brooks tiene claro algo que también parece haberle enseñado esa vieja escuela con la que le gusta  compartir tablas o atesorar en su falsete: que el público es lo primero y más importante.  “A la hora de actuar me gusta, por supuesto, cuando público y sonido son inmejorables. Una inmersión total, con un gran sonido y un público fantástico es como estar en el cielo. Pero lo importante es el compromiso del artista y de la banda: un grupo muy comprometido puede convertir un concierto en un lugar mediocre en algo increíble, así que realmente depende del público más que de las limitaciones técnicas de dónde actúas. El público es lo primero”.

 

Texto: Alberto Valle. Foto: Clayton Hauck

 

 

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