Encuentros

Derek Martin, el espíritu del Soul de Detroit en Gijón.

Derek recentFue amigo de Marvin Gaye, compartió escenarios con Ray Charles, Otis Redding o James Brown, y ahora vive una segunda juventud en París.

El Euro Ye Ye trae a Gijón este mes de agosto a Derek Martin, cantante de Detroit que actúa por primera vez en España. Acompañado por los Black Beltones, desgranará su repertorio clásico. Martin fue compañero de viaje de Ray Charles, Otis Redding, James Brown, los Temptations o Marvin Gaye. Por algo, en los sesenta Derek Martin fue conocido como “La Voz Dorada”. El apodo se lo ganó a pulso por temas como “Daddy Rolling Stone”, “Soul Power” “Sly Girl”, “If You Go”, “Breakaway” o la profunda balada “You’d Better Go”.

Ahora vive “exiliado” en París, ciudad que siempre ha acogido con los brazos abiertos a los afroamericanos. Por algo, Montmartre se ganó el apodo de “El Harlem de París” en aquellos felices años 20 con Josephine Baker de reina negra. El pianista de blues Memphis Slim hizo de París su casa en 1961 y proclamó que París era esa ciudad “donde un hombre es un hombre y donde todo el mundo tiene el mismo poder”. Para Derek Martin, París ha sido una segunda juventud.

– Los tiempos ya han cambiado pero Europa aún sigue siendo una ciudad que acoge con cariño a los artistas negros y te va muy bien allí.

– La vida te presenta a veces estas oportunidades. Va como va. Me encanta París, pero también es verdad que cualquier sitio puede ser mi casa si me encuentro cómodo. Es verdad que Screamin’ Jay Hawkins murió en París y el guitarrista Mickey Baker también vivió en Francia hasta sus últimos días. Hay más gente que vino aquí. Francia es mi segunda casa. He viajado mucho y, por ejemplo, en Casablanca me siento también como en casa.

– Tu carrera sigue en activo. No eres de esos artistas que vive de su pasado, aunque sea glorioso.

– No, no para nada. Alguna gente de mi edad no funciona como yo. Pero yo noto que todavía tengo un trabajo que hacer. Quiero seguir haciendo música que ayude a alguien, que influencie a alguien y componer letras que toquen el alma de la gente. Con mi último disco quiero esto: llegar a la gente con mi música. Música que te emocione hoy en día y que sea para pensar, no solo para bailar. Eso es lo que quiero.

– Por eso has colaborado con el grupo de dj’s franceses C2C. habéis tenido el éxito “Happy”. La canción tiene más de 5 millones de visitas en You Tube…

– Estoy muy contento de mi colaboración con ellos. A esta gente que me ayuda tanto les llamo ángeles.

 – ¿Qué sientes cuando sabes que hay gente joven en Europa que sabe algunas de tus canciones de los sesenta de memoria? En Gijón conocerás a muchos fans que conocen tu carrera y coleccionan tus singles.

– Pues me siento orgulloso e impresionado de saberlo. Cuando eres un cantante, grabas el disco, sale al mercado, lo promocionabas y te olvidas un poco de él. En los sesenta estábamos mucho tiempo en la carretera, haciendo giras. No tenías tiempo de recapitular, de mirar atrás. La verdad es que es un honor que haya gente en Europa que aún me recuerde por mis grabaciones de los sesenta. No sabes lo que supone para mí. Sé que voy a actuar ante un público joven y el grupo de acompañamiento, los Black Beltones, tiene experiencia. Puede ser una actuación excitante.

 – Esas giras que has mencionado y que se organizaban en los sesenta eran auténticos conglomerados de talento.

–  Sí, se organizaban grandes giras en autocar para 30 o 40 artistas de blues y soul de todo el país. Empezábamos en Nueva York para ir bajando hasta el Sur. Los grupos de música gospel tenían sus propias giras y solíamos encontrarnos todos juntos en teatros de Virginia, más o menos en el centro del país. Pero no te creas que porque cantasen gospel después de las actuaciones no les gustaba salir de fiesta… ¡Y tanto que les gustaba! Recuerdo a una chica que cantaba en el coro de Mahalia Jackson y en una gira me reconoció que ellos también organizaban sus fiestas, como nosotros, que éramos unos cantantes más mundanos, digamos.

– Ya me imagino las fiestas…

– Bueno, tampoco te creas… Por ejemplo, Bo Diddley siempre pensaba en el negocio y organizaba barbacoas en la parte de atrás de los teatros. Invitaba a algunos artistas a costillas pero se sacaba un sobresueldo vendiendo bocadillos de costillas para el público. Pero la vez que más me reí fue con Little Richard en el Apollo, en Nueva York.

– ¿Qué pasó?

– Pues que Little Richard le echo el ojo a Don Storball, uno de los Capitols, el grupo de Detroit que se hizo famoso por la canción “Cool Jerk”. Como Little Richard insistió un poco, Don acabó dándole un golpe a Little Richard. Hasta el punto que Little Richard denunció a Don y le llevó a juicio al día siguiente. Todos los artistas que actuábamos en el Apollo fuimos al juicio para ver qué pasaba. [Nota: Derek Martin imita la voz de Little Richard] en este momento y recuerda lo que dijo ante el juez gritando: “Su señoría, a mí me gustan los hombres y no me gusta que los hombres me peguen y… ¡Don me pegó en la cara! Al final, el juez le puso una multa al cantante de los Capitols de 200 dólares o 10 días en la cárcel. Pagó la multa y todos nos reímos mucho. Recuerdo que cuando acabó ese juicio rápido, Little Richard le dijo al cantante de los Capitols: “¡Esto ha sido una lección!”.

– ¿Y Little Richard intentó algo contigo?

– ¡No! ¡Gracias a Dios! Yo era muy joven entonces y no estaba para esas cosas…

– Aquellas giras deben ser un pozo de recuerdos para ti.

– Claro, recuerdo muchos detalles de aquellos viajes. Hay cosas que se me han quedado grabadas. En una gira de esas hice amistad con David Ruffin, cantante de los Temptations. También conocí a Joseph Jackson, el padre de Michael Jackson, que era l manager de los Jackson Five. Me acuerdo del miedo que tenía Ray Charles antes de salir a cantar. Una vez, en 1970, antes de actuar en el Teatro Apollo de Nueva York, le noté muy nervioso y le dije que me extrañara que una figura como él se pusiera así. Su respuesta me dejó de piedra: “Por eso canto, para espantar el miedo. Si no tienes miedo antes de una actuación es que estás enfermo”, me reconoció Ray Charles. Tenía razón. Has de controlar tus músculos y tu alma cuando cantas.

– ¿Y, de Otis Redding qué recuerdas?

– ¡Otis! ¡Qué tipo más grande! Y en todos los sentidos. Hacíamos muchas bromas juntos y yo tenía la costumbre de abrazarle mucho. Era un bonachón. Era como un oso grande al que querías abrazar y amar. Se hacía querer mucho.

Marvin Gaye.

– Pero tuviste un compañero de clase, en el colegio, en Detroit, que fue un compinche de aventuras… Nada más y nada menos que Marvin Gaye.

– Ja, ja ja… ¡y tanto que le conocí! Fuimos a clase juntos. Hasta una vez robamos un coche juntos. Pero sólo fue una vez. Hasta nos protegimos las manos para no dejar huellas, porque sabíamos que la policía tenía nuestras huellas de cuando nacimos. En Detroit te cogen las huellas de los dedos y de los pies cuando eres un recién nacido. Pero, la verdad es que nos dio mucho miedo. En esos días, la policía podía venirte a buscar al colegio, te podía llevar a comisaría y darte un susto de muerte.

– Y vuestros padres os hubieran castigado a base de bien…

– ¡Y tanto! Además, el padre de Marvin Gaye era muy severo. Parece que tenía un tumor en el cerebro que le hacía tener tan mal carácter. Era una persona extraña. Y mi padre era más grande que Otis Redding. Así que si me hubiera pegado por una gamberrada como esa… En esa época, había muchas bandas en Detroit pero el ambiente era más sano de lo que fue después. Las bandas peleaban con puños solamente. Ni navajas, ni armas. Los dos jefes peleaban entre ellos. El que perdía le daba la mano al ganador y ya está. Se les llamaba los “Hand Shakers”, los que se daban la mano.

– Y, siendo de Detroit, ¿por qué no grabaste nunca para Motown o por qué Marvin Gaye no te llevó con él?

– Lo he pensado muchas veces pero la verdad es que no fui a Motown porque ya estaba contento con lo que hacía. Además, en esa época ellos tenían allí demasiado talento. Imagínate: Las Supremes con Diana Ross, los Four Tops, Stevie Wonder, Marvin Gaye, los Temptations…. No paraban de sacar éxitos. Con tantas estrellas… a mí ni siguiera se me hubiera promocionado o no hubiera destacado. Si soy sincero, no me arrepiento. Si lo piensas bien, podría haber quedado diluido en aquel soufflé que era Motown en los sesenta. ¡Había demasiado talento! Y yo no soy una persona celosa ni egoista.

– ¿Pero tuviste contacto con Motown?

– Sé que Berry Gordy supo de mí y que me siguieron alguna vez. Pero preferí mudarme de Detroit a Nueva York. Acabé grabando para Atlantic, que tampoco estuvo mal.

– Y también grabaste en Nueva York para el mismo sello de Ike & Tina Turner.

– Sí, y allí me contaron como Ike Turner amenazó al responsable del sello discográfico, Sue Records, con un bate de béisbol si no les sacaba un disco de una vez. Parecía que el single no salía nunca y lo aplazaban hasta que Ike hizo una visita a la oficina del director con un bate.

– Eso es ser persuasivo…

– Claro. Sólo te digo que el single salió al día siguiente… Años después, cuando Tina Turner vivía ya en Suiza, se lo recordé pero ella ya no estaba demasiado interesada en su pasado.

– Hablando de Motown, y como nativo que eres de Detroit, es inevitable preguntarte por el declive económico y social de tu ciudad. En los sesenta, vivían dos millones de personas allí atraídos por la industria del automóvil. Ahora sólo son 800.000. Hay fábricas de coches abandonadas y barrios enteros desvastados. Hasta hay zonas que no se han reconstruido después de las revueltas que hubo en 1967 tras el asesinato de Martin Luther King.

– Es verdad. Es una pena cuando lo veo, pero creo que Detroit no está acabada del todo como ciudad. Aún la podemos salvar. Soy un artista pobre, pero tengo talento. Cuando pueda, volveré a Detroit y hablaré en cada canal de televisión con un mensaje positivo porque aún podemos salvar nuestra ciudad. Podemos salvar el país si tenemos poder mental. Podemos hacerlo. Las buenas épocas de Detroit se han esfumado, pero aún podemos arreglarlo.

– Martha Reeves, la cantante de las Vandellas, estuvo en el Ayuntamiento de Detroit en el anterior mandato municipal, pero no es algo que una sola persona pueda solucionar.

– No sabía que trabajó en el Ayuntamiento. Bueno, rezaré aún más por Detroit porque quiero ayudar a la gente.

– Igual cuando volvamos a hablar, las cosas han mejorado en Detroit. Ha sido un placer conversar contigo.

– [Nota: Derek Martin se despide hablando con una cadencia gospel] ¡Amen y que Dios te bendiga, hermano!

 

Alex M. Franquet.

 

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