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Los Salvajes + Los Rebeldes

rebeldesSala Sarau,Badalona

Esta noche, dos históricas formaciones de Barcelona han desafiado al Apocalipsis y nos han citado en un remoto polígono industrial para celebrar que el fin del mundo será otro día. La sala es espléndida, como escapada de un fotograma de “Pulp Fiction”, con distintas barras, niveles y ambientes. Los primeros en subir al escenario son Los Salvajes, que cumplen 50 años de trayectoria. El sonido es a todas luces excesivo, pero el grupo de Gaby Alegret demuestra una vez más tener uno de los directos más demoledores del panorama nacional.

 

En esta ocasión, al no ser cabeza de cartel, se ven obligados a hacer un pase mucho más corto de lo habitual, y aun así le dejan muy (pero que muy) alto el listón a Los Rebeldes de Carlos Segarra. Arrancan con “Vivir Sin Ti”, y a continuación intercalan algunos de sus temas originales, como “Soy Así”, “Las Ovejitas” o “Es la Edad” con versiones impresionantes de “Jumping Jack Flash” o “House of the Rising Sun”. Aviso para navegantes: lo que proponen Los Salvajes no es ningún ejercicio de nostalgia, sino rock’n’roll, soul o rythm & blues sin pausas ni concesiones: Gaby, nuestro particular “hardest working man in show business”, debería ser por su actitud y por su chorro de voz un ejemplo para cualquiera que aspire a subirse a un escenario en este país, y mucho cuidado también con su grupo de acompañamiento. Quique Tudela (guitarra), Albert Ponsa (bajo), Francis Rabassa (batería), Peter Dijsterhuis (teclados) y Nina Olive (voces) se comportan sobre el escenario con el mismo aplomo y dignidad que el único superviviente de la formación original. Relegarlos al papel de teloneros es una equivocación, Los Salvajes siempre deberían actuar en último lugar, sin limitaciones horarias ni la posibilidad de hacerle sombra a quien tenga que cerrar el concierto.

Sobre el incombustible Carlos Segarra recayó la responsabilidad de continuar la fiesta y mandar al carajo cualquier sombra de profecía maya. Era evidente que la mayor parte del público se había desplazado hasta Badalona para celebrar la buena salud de Los Rebeldes, y la sala se convirtió en una tumultuosa pista de baile swing, country y rockabilly. Con canciones como “Mescalina”, “Caledonia”, “Mia” o “Un español en Nueva York”, no hay duda que Segarra sigue siendo un músico absolutamente fiable, una anomalía nacida por los caprichos del destino en la vieja Europa y no en Estados Unidos. En los momentos más salvajes nadie recuerda más que él a Brian Setzer, y en los más amables, a una versión local de Bruce Springsteen. Mención aparte merece el saxofonista que le acompaña, Dani Pérez, que el propio Boss podría incorporar sin problemas a la E Street Band.

Alex Fernández de Castro

 

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