Los perros del amor provocaron un pequeño terremoto en la escena rocanrolera de finales de los ochenta y principios de los noventa. Y, a nivel particular, pusieron banda sonora a muchos de los desfases propios de la época. Eran perfectos para eso gracias a su concepción del rock, Stones, New York Dolls, Faces, Hanoi Rocks, Mott The Hopple, y a su exaltación de los tópicos. Elevaron la liturgia de la vida en la carretera al máximo. Alcohol, drogas, excesos y jarana a todas horas. Pero todo eso no se sostiene si detrás no hay una buena base. Y ellos la tenían. Una de esas bandas especiales por su comunión con la audiencia, por su imaginario particular entre la piratería y el bandolerismo romántico, por su encantadora aura de perdedores, por su carisma y por ser capaces de componer en sus buenos años un puñado de clásicos menores.
Y cuando escribo menores lo digo por su condición underground, pues «How Come It Never Rains», «Satellite Kid», «Billy Two Rivers», «Drunk Like Me», «Angel» o Trails Of Tears» merecerían brillar con luz propia entre lo mejor de aquellos años. Su propia inercia autodestructiva acabó con ellos. Algún intento de reanimación, bastante olvidable, a cargo de Tyla hasta que salta la liebre. No solo la formación original vuelve a girar si no que lo hace por un buen motivo, recaudar fondos para echar un cable a un amigo enfermo, y con un E.P. con canciones nuevas. Obviamente la pregunta está en el aire… ¿Qué podremos ver? ¿Recuperarán la magia de antaño? Nunca se sabe pero sería imperdonable no estar allí para presenciarlo.
Domingo 24 de febrero, Caracol (Madrid)
Lunes 25 de febrero, Valencia (Wha Wha)
Martes 26 de febrero, Barcelona, (LA 2)
Manel Celeiro
