Encuentros

Hoey & The Mussels, tomando los viejos sacramentos

Así reza una de las nuevas letras de The Humours of Privilege, el disco que Hoey & The Mussels acaba de poner en circulación y que contiene, probablemente, las mejores letras que nunca ha escrito su vocalista Com Candom. Puedes leer parte de la charla que tuvimos con él en nuestro número 299, el resto lo tienes aquí.

 

 

 

El disco se inicia con un tema prácticamente instrumental en que la voz entra casi al final para simplemente recitar ¿Por qué elegís esa forma de empezar?

Todos teníamos claro que era el tema perfecto para empezar el disco. Es de nuestros favoritos y además funciona muy bien como tema introductorio. Nunca hemos empezado los discos con la canción más accesible. La cosa no va de eso. Además la canción toca todos los puntos clave del disco, lo razonable que es odiar a veces, aunque no nos lleve a nada.

Habladme de títulos tan extraños como «Maccumhails Takes The Old Sacraments», «Barry Mullet’s Washing Days», «Don Sysyphus and The Stone Gods» o «Jesus’n Caesars’n Cheeses» ¿todo muy onírico no?

No creo que sean oníricas. Por ejemplo, en MacCumhail Takes utilizo una historia de la mitología irlandesa para meditar sobre el perdón, que es algo más que renunciar a la venganza, que una vez dado nos ata como compromiso y que nos podría exigir que nos involucremos con actos. Don Sysiphus parte de la reflexión que para ser cuerdos tenemos que someternos a algo más grande que nosotros, tenemos que pasar por nuestras propias locuras. Utilizo las letras para dar más enganche a lo que tengo que decir pero me gustaría que las personas que las lean pillasen mis intenciones

«Soft Power» parece el verdadero arranque del disco con esas guitarras iniciales. A mí me suena en su inicio muy a los Pixies para luego irse a un rock americano más cercano a bandas como Hold Steady ¿qué opinas?

Es muy guitarrero y directo, y ha quedado muy redondo con el lap steel de Jaime y el Hammond de Germán. Uno de los más accesibles del disco, de los que más engancha.

«The State of Things» incide en empezar con guitarras eléctricas en solitario ¿es esa la marca de la casa del disco?

Es algo que se repite en todos los discos. Es una buena forma de empezar un tema. Y si hay un buen riff, sería de necios no empezar con él

En «Barry Mullet’s» volvéis a rescatar personajes desconocidos como hicisteis en vuestro disco anterior con Dick Whittington…

Es curioso, pero Barry Mullet, a diferencia de Dick Whittinton, es un personaje inventado. La canción está escrita en primera persona del plural, lo cual quiere decir que hay más de una persona hablando. Barry Mullet es realmente un símbolo de grandes movimientos y estados que nos tienen hartos con sus narrativas exitosas, pero cada vez más carecen de sentido y como entidades se han vuelto autoritarias, excluyentes y autocomplacientes.

«Jesus’n Caesar’s Cheeses» me lleva a un tema de Eddie Cochran cantado por Michael Stipe ¿me he fumado algo?

(Risas) Sí, es la vez que más nos hemos acercado al rock and roll de los cincuenta. Una base gospel con influencias ramonianas. La letra intenta señalar a algunos de los religiosos cristianos de ser tan fundamentalistas como sus hermanos de fe, los talibanes. Rouco Varela podría estar haciendo los coros.

Mi tema favorito es quizá «Self Help», la más honky tonk del lote ¿para cuándo un disco de esos sonidos?

No lo sabemos, bebemos de muchas fuentes. Nunca nos hemos propuesto hacer un disco country, blues, honky tonk…simplemente salen las influencias que llevas dentro. Un disco homogéneo puede ser a la vez ecléctico.

Acabáis a lo Dylan, con 8 minutos de tema ¿qué os llevó a eso? ¿se está poniendo de nuevo de moda el tema largo en el rock?

No sabemos si se está poniendo de moda, pero no nos gustaría nada. Es una canción que de forma natural salió larga. Es una cadencia lenta, con sus silencios y sus guitarras desdibujadas…para escuchar sin prisa. La canción necesitaba esos espacios anchos y algo desoladores como los del inframundo de Don Sísifo o los campos de Castilla del Quijote.

Me da la impresión de que en otros discos estabais más preocupados por mantener un estilo definido en los temas y que en este os habéis dejado llevar más por las canciones ¿ha sido así?

Es posible. Hicimos una selección de lo que teníamos fijándonos únicamente en la calidad. Hemos dado un paso adelante en lo que se refiere a composición y tratamiento de los temas. Muchos son bucles, sin una estructura clásica, sin estribillos. Musicalmente creemos que es una continuación de A Daemon Dozen, se pueden intuir las influencias del country y del folk, pero huyendo de clichés y dejando puertas abiertas a nuevos sonidos. El hecho de sonar a uno mismo, de crear un sonido propio depende de otros factores, no del corsé estilístico, y es lo que hemos intentado siempre.

Vuestros textos son cada vez más literarios ¿es algo premeditado?

Si y no. En este disco hay canciones mucho más directas, como las que anuncian la presente situación económica (The State Of Things, Big Giver, Soft Power) y otras más filosóficas. De todos modos, no sé si lo consigo pero cuando escribo, siempre que gusta intentar acaparar algo de la profundidad que tiene Leonard Cohen y algo de ese afán brillante de Dylan de escribir líneas inolvidables. Las demás consideraciones son secundarias.

Tengo la impresión de que ejerces en este disco más de poeta o rapsoda que de cantante ¿es así?

Sí, porque hay más registros de voz en este disco. Pero un disco como éste pretende ser algo más que un compendio de canciones, fruto de las inquietudes del grupo a lo largo de 3 años. Tiene más coherencia que eso. Me importa la letra y por tanto, a veces que complemente mejor el acompañamiento musical y el significado cuando menos cantada sea una canción. Por ejemplo, en la primera canción que es la más hablada, hay ritmos, onomatopeyas, aliteraciones y una calidad directa de la comunicación del sentido que se perdería si se cantaran las mismas palabras.

Dos discos a vuestras espaldas y al tercero tenéis que optar por la autoedición ¿por qué?

Porque la cosa está muy mal, y no queríamos pagar Autores

¿Qué lleva a no tirar la toalla con la que está cayendo?

No nos llega ni para la toalla (risas).

De aquellas bandas de rock de influencia americana que parecían que iban a comerse el mundo hace cuatro o cinco años apenas quedan unas cuantas. Se fueron Sugar Mountain, The Freewheelin’Tornados…pero vosotros seguís ahí ¿es duro?

Duro de durar y tan duro pero va con el rollo de reírnos un poco de los absurdo que es este mundo. Echas el resto y no te hacen caso pues, te partes de risa. Con toda la presunción en el mundo si crees que te queda algo por decir pues, habrá que decirlo ¿no?

 

Eduardo Izquierdo

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