Encuentros

Festivales: al habla con (algunos de) sus organizadores

Una ondulación de suspicacia se eleva protestona desde las oficinas de las promotoras de algunos de los más importantes festivales que se celebran en España. El motivo de tan infundado recelo es un inocente cuestionario que, sin otro ánimo que el de invitarles a reflexionar sobre el negocio que representan, y a desmentir si así se precisa los tópicos aceptados de que son víctimas, les ha sido remitido por esta revista. De verdad, amigos, que no pretendíamos buscarle tres pies al gato, sino desatar lenguas y tomarle el pulso al asunto.

 

 

 

 

Estas fueron las preguntas:

 

1 ¿Son los festivales un instrumento de alienación al servicio de la industria?

2 ¿Cuáles serían los porcentajes de la gente que acude a un festival por la música y la que lo hace para socializar?

3 ¿Cuál, de los festivales históricos, es decir pre-1975, ha sido en tu opinión el más relevante y en qué aspectos?

4 ¿A qué festival celebras no haber acudido o a cuál no acudirías nunca?

5 Hablemos de la realidad de los números en la medida de lo posible. ¿Cuánto se gana cuando se gana, cuánto se pierde cuando se pierde?

6 ¿Hacia dónde evolucionarán los festivales y cuando se agotará el formato?

 

Carolina Rodríguez, Low Cost Festival, Benidorm

 

1- Los festivales son un instrumento de congregación masiva al servicio de las expectativas del público al que se dirigen, al menos en nuestro caso. En general la industria marca las pautas, el público las exige, los festivales trazan la estrategia para utilizar la tendencia como bandera o para diferenciarse de esa tendencia, también como bandera. Evidentemente la industria se alimenta de ello, es algo inevitable, pero no es una norma que un festival sea un mero instrumento de alienación al servicio de la industria.

 

2- Depende mucho de la programación, evidentemente. En nuestro caso el cartel de Low Cost festival tiene un público muy dado a la socialización, de hecho nuestra gran herramienta es la red social. Cada perfil de festival tendrá un porcentaje muy diferente. Nosotros tenemos un público fiel, definido como “indie/rock”, que acude al evento tanto para disfrutar de la música en directo como para conocer a gente nueva, “dejarse ver” y “dejarse conocer”. Los festivales se han convertido en eventos sociales, se adaptan a una generación hipersociabilizada y sociodependiente que aprovecha estos encuentros para pasar de una comunicación en red a una experiencia en vivo. No es algo negativo, es algo generacional en la que todos, en mayor o menor grado, nos incluimos.

 

3- Quizá para mí sean Reading y Leeds por su capacidad de adaptación, regeneración, reinvención y por su frenética trayectoria. Es un buen ejemplo de evolución histórica en este sentido.

 

4- No haber acudido…quizá no celebre eso nunca, entiendo que celebrar el no haber acudido significa haber tenido la intención de acudir y no haberlo hecho, hay muchos que descarto sistemáticamente. ¿A cuál no acudiría? a uno de rock cristiano.

 

5- Desde el punto de vista de un festival joven (llevamos tan solo cuatro ediciones)… ¿Cuánto se gana?: lo que se gana se invierte. ¿Cuánto se pierde? No se pierde, se invierte. Hazme esta pregunta dentro de un par de años y quizá ya tengamos una respuesta. A pesar de las apariencias, hasta tener una trayectoria de cinco o seis ediciones, la tendencia es invertir para consolidar, y si llegas vivo y entero y no has perdido los principios, quizá sea cuando empiezas a ganar.

 

6- De momento nos encontramos en una etapa histórica musical donde los festivales son los encuentros “imprescindibles” de toda una generación que se define por pertenecer a grupos concretos (lowers, fibers, sounders/ indies, puristas, modernos, poperos, alternativos, avanzados…), la tendencia actual es que hay una potente generación que se alimenta de singles, que sabe de lo que habla, que tiene acceso a infinidad de información y la consume de forma frenética. El formato se agotará cuando encontremos una alternativa a la adrenalina que produce ir a un macro evento musical en el que además de disfrutar de las bandas a las que admiras y te identifican, te genere dosis de notoriedad y te haga sentirte miembro de un grupo concreto y de una experiencia masiva.

Esto pasa con todos los festivales, tanto los definidos como más indie, como los avanzados, los puristas o los más alternativos, el caso es estar definido dentro de un grupo. El formato evolucionará, la tendencia ahora es dar más por menos, y en algunos casos consolidados se apuesta por dar menos por más. Cuando se apague la luz de un festival por quedarse obsoleto, se reinventará o habrá otro que rellene el hueco. Los festivales ya no son solo encuentros musicales, son campañas de turismo para las ciudades en las que habitan, son fuentes de ingresos para las empresas que los rodean, son dosis de identidad para la gente que los frecuenta, son escaparates para bandas que empiezan, son la resurrección de bandas perdidas en el tiempo, son la consolidación de las estrellas del futuro, el sustento informativo de medios especializados, endiosan o hunden, juzgan y sentencian.

 

Alfonso Santiago. Azkena Rock Fest , Vitoria

 

1-No creo que los festivales estén al servicio de ninguna industria en particular. La mayor parte de ellos, o los mas conocidos, son eventos culturales y sociales que tratan de ser sostenibles económicamente a la vez que ofertan propuestas musicales y culturales.

 

2- En España hay muchos festivales y muy diferentes entre sí. Hay algunos en que el principal tirón es el evento en sí, dónde se hace y el ambiente que se respira; y otros por el contrario basan en gran medida su capacidad de convocatoria en la propuesta artística. Son dos formas muy diferentes de atraer público a un festival, pero bajo mi punto de vista, ambas muy loables. Atraer gente a eventos de este tipo es mucho más difícil de lo que parece, y merece todos mis respetos el que luche por asentar un festival.

 

3- Posiblemente Woodstock, por el gran cartel que tuvo (Grateful Dead, Creedence Clearwater Revival, The Who, Santana, Janis Joplin, The Band, Crosby, Stills, Nash & Young, Jimi Hendrix) y el contexto que se vivía en aquella época, donde estaban en activo muchas de las bandas mas míticas de la historia del rock. Este modelo de festival, donde se reivindicaba el fin de las guerras, el respeto a la naturaleza o la libertad sexual, también sirvió de modelo para muchos eventos de estas características que vinieron después (Glastonbury, Roskilde, e incluso Coachella).

 

4- Como profesional me gusta ir a cuantos más festivales mejor, para ver, conocer, aprender o simplemente disfrutar de la música. Y como aficionado, no hay ninguno que celebre no haber acudido, pero sí que hay algunos a los que posiblemente no vaya nunca.

 

5- Normalmente, cuando se gana, se gana poco; y cuando se pierde, se pierde mucho.

 

6- Evolucionarán, cambiarán y se transformarán, pero nunca se agotarán. A finales de los 60 ya había grandes festivales en USA y Europa, y después de más de 40 años aun siguen vigentes. En España, tenemos eventos muy jóvenes y queda aun muchísimo recorrido.

 

Ernesto Gonzalez. Festival Internacional de Benicassim FIB

 

1-Esta pregunta, además de capciosa, está mal enfocada. Los festivales son un negocio como otro cualquiera, eso desde el punto de vista del empresario, del que asume el riesgo para hacer viable el negocio. Todos los festivales que conozco se montan con ese objetivo. No obstante, es cierto, que hay formas y formas de hacer negocio. Los festivales, desde mi punto de vista, ni son un instrumento de alienación ni están al servicio de nadie. En todo caso, son un instrumento cultural y de ocio y están al servicio de la sociedad, aunque obviamente entiendo que vosotros, sancta sanctorum de la autenticidad, planteéis la pregunta como lo habéis hecho.

 

2- Otra pregunta capciosa. Todos van a los festivales a escuchar música y a socializar. La música es la razón de ser de los festivales y socializar es una de las capacidades más relevantes del ser humano.

 

3- No sé. Woodstock tuvo una relevancia muy importante. El compendio de artistas que actuaron allí es impresionante. No creo que hayan coincidido tantos nombres clave de la historia del rock en ningún otro sitio, aunque las ausencias también fueron sonoras, sobre todo las de Dylan, Doors, Zeppelin y The Byrds. Creo que también invitaron a The Beatles, pero llevaban años sin tocar y, realmente, no creo que hubiese ninguna posibilidad de que actuaran, aunque cuentan en la lista de invitaciones rechazadas. Según miro los carteles, casi que me desdigo y prefiero Monterey. ¡Impresionante! Isla de Wight es otro de los clásicos importantes.

 

4- Nunca me he planteado ir a un festival que no me gustase su cartel, total o parcialmente. Hay muchísimos festival a los que no voy a ir nunca.

 

5- Hasta donde sé, cuando se gana, se gana, y cuando se pierde, se suele poder asumir. Cuando las pérdidas no se pueden asumir, lo normal es desaparecer.

 

6- En el caso del FIB, en los último años hemos abierto varias vías nuevas de contratación, haciéndole hueco al chart pop o al hip hop, además de los géneros clásicos que programamos habitualmente. No creo que vayamos a variar sensiblemente en ediciones venideras. El formato no debería agotarse, no tiene por qué.

 

Jordi Herreruela, Festival Cruïlla BCN

 

1- No, por lo menos el Cruïlla BCN seguro que no. ¿Al servicio de qué industria? ¿La discográfica? No lo entiendo. Los festivales en su mayoría son o iniciativas empresariales de unos promotores o iniciativas públicas, en ambos casos creo que están desvinculados totalmente de la industria discográfica. Y el vínculo con la industria discográfica tampoco garantizaría nada.

 

2- Creo que la gran mayoría de gente que acude a un festival lo hace por la música, existen muchas otras formas de sociabilización mucho más económicas que un festival de música, y la verdad, es que si no te entusiasma la música pasarte más de 4 o 5 horas escuchándola tiene que ser horrible. Por nuestra parte, intentamos hacer del Cruïlla BCN una experiencia única, con actividades que van mucho más allá de la música: Circo, espectáculos de calle, conciencia social…y esperamos que esta actividad también resulte atractiva al público, y nos encanta la idea de que el público sociabilice durante el festival, pero no creemos que venga exclusivamente a eso.

 

3- ¿Pre-1975? Yo casi no había nacido, no tengo ni idea. Siempre hemos soñado con Woodstock, pero no puedo opinar al respecto.

 

4- Me gustaría acudir a todos y cada uno de los festivales que existen. Siempre aprendo cosas. En cualquiera de ellos hay alguna idea buena que puedes adaptar o utilizar en otro contexto, y en todos hay música. En mi caso, disfruto enormemente de la música en directo, de todos los estilos y de todos los niveles. Disfruto igual viendo a grandes artistas que a grupos emergentes. No creo que exista un festival al que no valga la pena acudir.

 

5- Me parece que esta información es confidencial de cada festival, por lo menos en el caso de los que son iniciativa privada. En general ser promotor de música no es un gran negocio. Los grupos saben perfectamente la cantidad de público que son capaces de arrastrar y el precio de las entradas que puede pagar su público, y piden un caché en función de esa relación. Si funciona el grupo se lleva casi la totalidad de lo recaudado, si no funciona el promotor puede perder mucho dinero. El promotor de conciertos acostumbra a tener mucho riesgo y poco margen. Lo que intentan hacer los festivales es consolidar una audiencia que le permita tener un público propio más allá de la lista de artistas presentados, solo cuando se consigue esta situación un festival puede empezar a generar beneficios, pero mayoritariamente requiere de un proceso de unos cuantos años con perdidas.

 

6- En nuestro caso, creemos en un formato de festival medio, crecer sosteniblemente, poco a poco, en un festival amable, con una medida de hasta 20.000 personas, donde se pueda disfrutar de gran parte de los conciertos sin grandes desplazamientos, donde los conciertos duren entre 60 i 90 minutos, donde los servicios estén bien dimensionados, donde no haya muchas colas para nada…. No sé si los festivales evolucionaran hacia un modelo como el nuestro, pero a nosotros es el que nos gusta. Ahora mismo nada me hace pensar que se agote el formato. Puede que la oferta disminuya, puede que se polarice entre los grandes festivales y los pequeños, y que los de formato mediano desaparezcan, puede que solo aguanten los festivales que no requieran de apoyo público para subsistir, o puede que los festivales grandes reduzcan su tamaño. No lo sé, pero creo que el formato es ideal. Dedicar un o varios fines de semana de tu vida a disfrutar de los grupos que más te gustan, todos en un breve periodo de tiempo, es una experiencia ideal. Un festival es el Disneyland de los amantes de la música. Además si tuvieras que ir a ver a cada uno de los grupos que actúan en un festival por separado requeriría de una cantidad de tiempo y dinero asequible para muy pocas personas.

 

Félix, Euroyeyé Mod Gijón

 

1- No en nuestro caso. Nuestro weekender se hace desde una mentalidad totalmente underground, que no sucumbe ante políticos ni intereses ajenos y sobretodo que versa sobre una cultura en la que la industria como máquina de alienar no está gracias a Dios interesada. Personalmente no me gustan los festivales en los que se alardea de dineros públicos y patrocinadores que al final se quedan hasta con el nombre del propio evento y los convierten para mí en lo más alejado a algo auténtico de este mundo tras los Monkees. Es una opción muy válida pero para el que la quiera.

 

2- Solo por la música el 19,62%, un 56’12% van a socializar y el resto se piensa que es otra cosa. Hablando ya en broma, el compomnente sociológico de los festivales es totalmente primordial. Nadie iría a una fiesta en la que supiera que solo iba a estar él (o él y cuatro gatos), ¿no? Bueno, yo sí, a veces estás mejor en una fiesta o actuación con 40 personas que en una con mil.

 

3- El Purple Weekend fue un festival de referencia para mí a principios de los 90. Festimad o aquel de la vaca, donde toqué en los 90 con mi grupo, me parecieron apuestas importantes pero jamás hubiera asistido a ellos sin el all access.

 

4- A cualquiera de techno con miles de chavales endemoniados puestos hasta el culo.

 

5- Nosotros nunca hemos ganado mucho ni perdido mucho. A pesar de que si pudiera cobrar 10 euros por cada hora invertida en el Euro Yeyé no tendría que trabajar en otra cosa en todo el año, yo no vivo de esto y mi primera motivación en cada uno de estos dieciocho años ha sido la del fan de esta música/cultura underground 60’s y mod. Con esta mentalidad y unas cuentas y presupuestos con los pies dos metros enterrados en la tierra es casi imposible perder (aunque no del todo).

 

6- Aunque no estoy muy puesto en ello, a mi me da que los festivales al uso -aparte de ofrecer la música principalmente y de mantener ese componente de socialización más importante aún que la música- se están utilizando cada vez más como medio propagandístico y publicitario de marcas/firmas. Estas buscan que los clientes asocien la imagen de determinado festival o estilo de música con la suya, algunas veces de un modo tan agresivo que hasta el nombre del festival queda escondido tras la marca.

Nosotros en el EuroYeyé –de todos modos- vamos un poco más a nuestro aire.

 

 

MANOLO TORRES

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