Encuentros

Cristina Lliso, La Artesanía de la Redención

La cantante de uno de los grupos más «cool» de la Movida madrileña, Esclarecidos, regresa de la mano de Suso Saiz casi tres lustros después de su última entrega discográfica. Acumular experiencias es acumular alegrías, éxitos, pero también sangre, sudor y lágrimas, y en grandes cantidades. Si Alguna Vez, el nuevo trabajo de Cristina Lliso, nos invita a recrearnos en el revisionismo vital con una fiel defensa del equilibrio entre luz y oscuridad, enemiga del escapismo, a través de una atmósfera íntima y artesanal que empapa de cariño y redención. El álbum llegó a las tiendas este junio, 16 años después de la última entrega de Esclarecidos, 14 después del proyecto electrónico Lliso.

 

– ¿Por qué dejaste la música?
– Era madre de tres hijos pequeños y no podía con todo, tuve que elegir. Siempre me ha costado mucho renunciar pero a veces hay que hacerlo. Eso ahora ha cambiado totalmente, Suso me decía «¿para cuándo quieres tener el disco?» Y yo le contestaba «no hay prisa». Ahora por primera vez en mi vida no me persigue nadie, he tardado lo que me ha dado la gana.

– Lo cual viene bien para un disco así de artesanal.
– Viene muy pero que muy bien.

– ¿Y en qué momento te dices «voy a grabar un disco»?
– Me gustaría saberlo, porque surgió como una respuesta sin pregunta previa. En estos 15 años me han preguntado miles de veces si echaba de menos la música, y siempre contestaba que no, que para nada. En absoluto. Al revés. He llenado mi vida de cosas que me interesan mucho más que la música. Durante todo este tiempo, más de una vez me han pedido hacer algún dueto y he salido corriendo.

– Pero…
– Llega la noche de autos (risas), cuando en una cena con Nacho (su hermano, saxofonista en Esclarecidos), Suso (guitarra), Alfonso (batería, y además su marido) y demás, me lo volvieron a preguntar: «Pero mujer, ¿seguro que no quieres grabar un disco?». No sé exactamente qué rondaría mi subconsciente en ese momento, que dije «¡pues sí!». Luego pensé «qué estupidez, si yo quería escribir un libro». Pero en fin, así fue. Esto ha sido uno de los pocos prontos que me han dado en mi vida, pero me alegro profundamente de haberlo tenido. Me animó ver que a otros artistas que volvían después de muchos años de inactividad, les salían cosas interesantes. Me fui de Madrid para escribir, y a la vuelta después del verano cogí la guitarra y más o menos conseguí dar forma al asunto. Fui a ver a Suso, le canté las canciones y nos pusimos manos a la obra. Claro, luego escucharte en el estudio, donde se nota cada imperfección, fue durísimo (risas).

– ¿Cómo fueron los primeros días de trabajo con Suso?
– Dada mi experiencia con él, sabía que tenía que atarle bien corto (risas). Hablamos en nuestra onda porque nos conocemos, y le dije: «mira Suso, no quiero un disco completamente amable. La vida es dura de vivir, y quiero reflejarlo. Pero tampoco quiero espantar a nadie, no quiero que al oír las cosas que digo la gente piense que vaya mierda de vida, así que por favor dulcifícalo todo un poquito». Cuando empezamos a rodar con esta atmósfera asequible, de folk directo y sencillo, mis hermanos lo escuchaban y me decían «¿de verdad vas a hacer un disco tan «normal»?» Pero es lo que me apetecía hacer.

– La verdad, no sé si el disco me reconforta o me remueve cosas que…
– Tenía miedo de dejar un mal sabor de boca, por eso <>, que es muy optimista, cierra el disco. He reflejado todos los aspectos de la vida que he podido, y como decía, la vida es muy jodida. «Otro día», por ejemplo, es una canción jodida. Pero quería transmitir que, con todo lo malo, se puede tirar para adelante. Yo en un momento dado de mi vida rompí con todo y me fui a viajar sola por el mundo. Pienso que hay que enfrentarse a la soledad al menos una vez en la vida para entenderla. Aprender a vivir solo.

– Pero al principio sería duro.
– Aterrorizante… Es una de las cosas que intento transmitir.

– Tu voz tiene algo en este disco que hace que no puedas dejar de prestarle atención.
– Muchas gracias. Te puedo asegurar que todo está cantado con el mayor de los sentimientos. Antes cantaba muy sentido, pero ahora más, porque no llego a algunos tonos y tengo que tirar de otros recursos. Tengo que contarte las cosas.

– Haber escrito tú prácticamente todas las letras ha marcado una gran diferencia con Esclarecidos.
– Ha marcado la diferencia en eso, porque en lo demás, creo que se parece bastante. Hacía años que no escuchaba a Esclarecidos, y ahora en internet he visto el montón de vídeos que la gente ha ido colgando, y curiosamente me parece que no hay mucha diferencia en lo musical. Respecto al contenido de las letras, tuve la premisa de intentar retratar algo que pudiese compartir con el oyente, en lugar de hacer una autobiografía, que podría no ser nada interesante.

– Creo que esto casi podría haber sido un regreso de Esclarecidos, ¿no?
– La noche de la famosa cena, me fui a la cama sin saber si el disco sería de Esclarecidos, de Lliso (por el proyecto electrónico de su anterior trabajo) o de Cristina Lliso. A la mañana siguiente puse los pies en la tierra y me dije que la única manera en que funcionaría sería hacerlo sola. Eso de quedar con una banda en el local, ensayar, luego quedar otro día más, retocar, trabajar sobre las ideas de los demás, reconstruir… Ese era el mundo del que escapé, y no iba a volver a él por la cantidad de problemas que supone a cierta edad. Fue una cuestión práctica. A todo esto, me encantaría una reunión de Esclarecidos para algo puntual, por qué no.

 

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