Encuentros

Mariví Ibarrola, Disparó en los 80…Y sigue siendo una Ramone

Lo hizo. Disparó (muchas) fotos en los años ochenta, ya ahora muestra una selección de ellas en un libro, editado por Munster, que tiene tanto de recordatorio musical como de retrato social. Una época que pasó pero que conviene recordar, y que sigue siendo periódicamente reivindicada. Contactamos con la autora. Estas son sus palabras.

 

 

 

Empecemos por el final: todos sabemos que disparaste en los 80. Y mucho. Pero ¿y en las décadas posteriores?

 También fotografiaba en la década de los noventa, y publicaba. En el nuevo milenio, disfruto encuadrando, enfocando y ¡¡zas!! Pero la mirada y el objeto es diferente, o por lo menos a mi me lo parece…

Tienes una larga carrera relacionada con el periodismo gráfico. ¿Puedes resumirla?

Me gusta mirar, como a todo el mundo… Te diré que el comienzo fue la fotografía artística y conceptual, a finales de los años setenta y eso dio pie a buscar un significado a cada encuadre. También quise cambiar la realidad en un laboratorio. Mezclaba nubes y atardeceres con piedras y pantanos agrietados…Pero sí, el periodismo gráfico (musical) peca de las poses del photocall y las del escenario donde martirizan al fotógrafo limitando no solo el tiempo sino también con la puesta en escena donde se abusa de luces rojas y azules, donde los volúmenes y las acciones resultan planos, apenas sin perspectiva.

Tras un tiempo en el que no tuvimos excesivas noticias tuyas, aparece el libro que edita Munster e inauguras exposición en Donostia. ¿Una cosa ha llevado a la otra o estaba previsto que coincidieran en el tiempo?

El origen es el libro de las 89 fotografías que contiene Yo Disparé en los 80. Ponerlo en primera persona e intentar editarlo duró cierto tiempo. Mientras tanto soñaba con que era Escarlata O´Hara e inventé que podía además tener una exposición en Donostia, a partir de una colaboración fortuita con fotografías en el Centro Cultura Ernest Lluch sobre el barrio de Amara, que me ha visto crecer. Ha sido una casualidad que coincidieran en el tiempo, son conceptos diferentes pero conviven en la base.

¿En qué consiste la expo, de Ramoniano título?

La Expo foto Lo Juro por los Ramones es otra selección de 80 fotografías que documentan parte del rock y punk vasco, aunque confluyen otras vertientes, manifestaciones, y maneras de ser de algunos jóvenes de la década de los 80´, que se interconectaban con otros nacionales e internacionales. Todos contribuyeron a forjar una memoria cultural-urbana. Está organizada por Donostia Kultura y se exhibe hasta el 10 de mayo en el Ernest Lluch, aunque pienso ramonearla por donde nos dejen. El título define lo que fue la década, da igual donde estuviésemos, Los Ramones pasaron a formar parte de nuestras vidas, sus canciones, sus chupas, hoy todavía me encanta oírlos, bailarlos. El cantante, con medias de rejilla, que ilustra el cartel de Lo Juro por Los Ramones es el Teniente Blux Berri del grupo donostiarra Vanguardia Zibil, pertenece a una fotografía de 1986 en un multi-concierto que se celebró en el Peine del Viento, en una carpa bicolor, también está vestido… con un mono azul casi negro.

Pasemos al libro. Supongo que no fue sencillo escoger las fotos que se incluyen, tu archivo debe ser enorme…

El archivo es analógico y lo estoy convirtiendo en digital, poco a poco. Los negativos en blanco y negro los voy escaneando, todavía me faltan muchos archivadores por ver en la pantalla, estos se cargan de seis en seis fotografías. De los negativos en color y las diapositivas están prácticamente por hacer, de cuatro en cuatro caben un raíl del escáner. La selección de las fotos se basa en ponerse una meta, no es fácil, pero bajo el título de los ochenta cabe todo, todito.

¿Cómo surgió la idea de hacerlo? ¿Lo ofreciste tú o existía un interés por parte de Munster?

Había que desempolvar los negativos, aunque algunas fotografías en blanco y negro cuelgan en el pasillo con un buen positivado. El origen están el año 2008 en un homenaje a Poch,     ¡Viva Poch!, a los 10 años de su desaparición. Participaron en directo muchas bandas donostiarras; por mi parte contribuí con una selección de fotografías sobre la figura de Poch y me di cuenta que aquellas imágenes de principio de los ochenta despertaban mucho interés. Había que contar en un libro lo que no había contado nadie, mi mirada, mis vivencias en blanco y negro, desenterrar mi caja negra. Primero vinieron las fotos, luego buscar la editorial. En un principio se interesó y entusiasmó a Gerardo Cartón de Pías, pero sin llegar a buen término, pase por otras discográficas independientes hasta recabar en Munster, en total más de tres años de búsqueda y producción hasta conseguir su publicación.

Se agradece que no te centres sólo en lo que sucedía sobre un escenario. ¿Cuánta importancia tenía lo que sucedía alrededor? ¿Cómo vivió una chica de La Rioja la explosión madrileña, y qué diferencias más palpables encontraste entre lo que sucedía en las calles de la capital del reino y las de una zona tan radical como Euskadi, zona que conocías a la perfección?

El público de los directos es tan importante como la propia actuación, los músicos no existirían sin los oídos, el sudor, la sensibilidad y el gusto de los espectadores. Los conciertos son excusa para hacer mil perrerías. Acostumbrada a cambiar de escenarios, me sentía cómoda, aunque solo de observadora, en los ambientes más dispares. Es un tópico que perdura en el tiempo lo de ser o no ser radical, esa actitud es relativa y la he visto reflejada en otros términos y en otras plazas.

En tu libro aparecen gran parte de las bandas que dieron sentido a los ochenta, pero que ya se intuía que no estaban destinadas a triunfar. ¿Cómo vivíais esos tiempos?¿Estás de acuerdo en que el éxito no era el objetivo?

No están todos los que son, faltan un porrón de grupos, como PVP, La Noche Americana, Espasmódicos; Dinamita pa los Pollos, Potato, Cicatriz en la Matriz, Las Vulpes, Danza Invisible, TNT, Os Resentidos; Malos Tratos; 21 Japonesas; Scooters; Los Bichos; Decibelios… por citar algunos. Lo importante es tener la libertad para poder expresar todo lo que se pase por la cabeza, sin morir en el intento. El éxito no era el objetivo, como se entiende actualmente, pero si se pretendía poder vivir de algo.

También es posible que se esté mitificando en demasía a algo que en realidad no tuvo tanta importancia, a nivel social ni de repercusión artística…

Todas las décadas son importantes en el tiempo. Ningún tiempo pasado fue mejor. Lo primordial es poder contarlo, eso es todo. Espero que me describan lo que se esta fraguando hoy, porque yo no me estoy enterando, me lo tendrán que narrar en primera persona. Respecto a los 80 que yo saboreé, pienso en voz alta que fuimos una generación, cuyos padres sufrieron una guerra o postguerra en su infancia y adolescencia por los que a sus hijos les quisieron dar la libertad que ellos no habían tenido.

Has contado con la aportación escrita de gran parte de los periodistas y músicos que pulularon por ahí. ¿Mantienes contacto con muchos de ellos?

Quise arropar a las 89 fotografías que contiene el libro, con la colaboración de 89 textos de otras tantas personas, con el ánimo de organizar un diálogo que suscite nuevas interpretaciones de la década. He querido mantener el formato periodístico que marcó mi carrera, el de tu el texto y yo las fotos, tal y como había firmado a lo largo de los años. Me sorprendió como 89 personas estaban escribiendo quince líneas, y que en general se aprecia una simbiosis entre la prosa, la poesía y la fotografía documental. El tiempo juega a nuestro favor, nunca en contra y la confraternización sigue funcionando y agradezco el destripe y la participación de todos ellos.

Tus fotografías huelen inevitablemente a drogas, a vivir al límite. Pero la mayoría de los retratados parecen o ser conscientes de ello…

La libertad es la que te da el poder elegir entre una u otras opciones. El grano de mis fotos en blanco y negro expresa cierto tenebrismo; pero la mayoría de mis retratados reflejan en sus miradas y manifestaciones el ansia por vivir a tope, sin aliento, a bout de soufle, aunque no existan las drogas más que las de la farmacia y las alcoholeras.

Impactan muchas de tus instantáneas. Me quedo con las de Desechables, la de Pepe Risi y la que escogiste para portada. ¿Podrían ser los tres vértices de un triángulo definitivo?

Sin duda, tres personajes, tres puntos cardinales, tres estilos, tres letras, tres miradas, tres conciertos, tres palabras, Risi, Teresa, Poch.

ALFRED CRESPO

 Foto: Mariví Ibarrola

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