Encuentros

Sid Griffin, Viaje de regreso a las esencias

Fundador de Long Ryders, puente entre el country-rock y el actual americana, este nativo de Kentucky encontró un segundo hogar en Londres y The Coal Porters. Hoy vive para el bluegrass. Curioso tipo, Sid Griffin. A veces parece altivo, incluso petulante en el relato de su carrera, pero al mismo tiempo es capaz de mandarte una foto con su familia vestido de Papa Noel, y reconocer con desarmante sinceridad su actual y modesto lugar en el mundo de la música. Lo que nadie le podrá negar es la capital aportación de sus Long Ryders al rescate del country-rock en la época post-punk, su encomiable dedicación a la literatura rock, o su muy digna reconversión al bluegrass de autor.  

Suya es la primera biografía de Gram Parsons, aparecida ya en los años ochenta, e informadísimos los libros que ha publicado últimamente sobre Bob Dylan. De todo esto, libros y música, nos habló con atención exquisita. Orgullo y buenos modales, como buen caballero del Sur.

¿Qué les dirías a los que opinan: “Oh no, otro libro sobre Bob Dylan!”.

Hay muchos libros sobre Dylan, sí, y más y más que seguirán saliendo. Por eso los dos míos, Million Dollar Bash y Shelter from The Storm, son muy específicos: el primero sobre las Basement Tapes y el segundo sobre la época de su Rolling Thunder Revue. Supongo que a la gente que no le gusta Dylan, pues no le gusta, y me parece bien, y probablemente a Bob Dylan también. Sí, hay muchos libros sobre Dylan… y a mí aún me queda escribir otro para completar mi trilogía, así que también contribuyo a aumentar esa masa de libros, pero él es im-por-tan-te. Billy Joel no es importante, Graham Parker es algo importante, John Lennon bastante más que eso y Dylan tal vez sea el Cervantes o el Shakespeare de nuestro tiempo. Es demasiado pronto para decirlo pero el tipo es así de bueno. De ahí que aparezcan tantos libros sobre His Bobness.

¿Averiguaste muchas cosas de él que no supieras durante la investigación?

Aprendí toneladas de cosas que no sabía. Tanto en Million Dollar Bash como en Shelter from The Storm aparecen cosas que nadie sabía sobre su carrera. No sabría por donde empezar si me pidieras que hiciera una lista. Million Dollar Bash es el único, único libro que puedes comprar si quieres saber la historia completa de las Basement Tapes; cual era el estado de ánimo de Dylan cuando las grabó; la manera en que las sesiones informales, las que nunca estuvieron planeadas, llegaron a tomar cuerpo; por qué The Hawks fueron invitados a Woodstock… en principio para ¡filmar una película, no grabar un disco!; y luego, por supuesto, por primera vez en la historia, el porqué del orden de las canciones y cuando se grabaron. Por primera vez se cuenta exactamente quien tocó cada instrumento en cada canción y donde fueron realmente grabadas. No muchas en el sótano de Big Pink, que ni siquiera era un sótano, sino ¡un garaje! En cuanto a Shelter from The Storm, es el primer libro que se ocupa de la época de la Rolling Thunder Revue y abarca todo lo que supuso: las dos giras, la película Renaldo & Clara, Desire, los dos discos en directo… Si por algo creo que estos libros son mejores que otros es por la cantidad de entrevistas que hice. Hablé con Robbie Robertson, T-Bone Burnett, Ramblin’ Jack Elliott, Bob Neuwirth, Roger McGuinn, Chris Hillman, Manfred Mann, Joe Boyd, Ronnie “The Hawk” Hawkins… Y muchos de ellos me contaron cosas que nunca antes habían revelado.

¿De verdad crees que sus últimos discos son tan buenos como casi todo el mundo dice?

Si, creo que Time Out of Mind contiene cuatro canciones ya clásicas y que «Not Dark Yet» era tan buena o mejor que cualquiera que Dylan haya compuesto. Luego vino Love & Theft y también es un clásico de arriba a abajo, me encanta. Quizá Modern Times no sea tan bueno pero aún así tiene «Nettie Moore» y «Workingman’s Blues #2», y mantiene fresco ese nuevo sonido a lo Chess Records. Para mí, Together Through Life está más o menos al nivel de Modern Times, un disco muy bueno pero no quizá a la altura de Love & Theft, Blood on the Tracks o Highway 61 Revisited. El disco navideño no me gusta nada. Su voz suena cascada, y me sorprende que no la hubiera regrabado cuando se encontrara en mejores condiciones

¿Cómo te ves a ti mismo hoy en día? ¿Un músico que escribe, o un escritor que toca?

Todavía me veo como músico, pero a mi edad tienes que promocionarte de tantas maneras como puedas, así que creí que también podría escribir. Cuando no estoy en la carretera, amigos de Ruta 66, me dedico a cuidar de mi familia, escribir libros y componer canciones. Cuando voy de gira no escribo nada más que el set-list del concierto del día.

¿Cómo terminaron The Coal Porters tocando bluegrass? Los primeros discos eran más eléctricos.

The Coal Porters empezaron tocando country-rock clásico, como unos Long Ryders más country pero, a pesar de que giramos por EE.UU. y Reino Unido, me pareció que así no íbamos a ninguna parte. Para hacer algo diferente nos cambiamos el nombre por Western Electric, y editamos un disco fantástico homónimo en 2000. Quizá es el mejor disco que he hecho en toda mi carrera, de hecho no creo que lo mejore. Era algo así como un cruce entre Portishead y Wilco, y las críticas fueron muy, muy buenas. Nos fuimos de gira por EE.UU. y todo parecía marchar estupendamente, pero entonces nuestro batería, Dave Morgan, miembro fundador de Primal Scream, sufrió un atropello en Londres mientras cruzaba la calle un estupendo día de sol. ¡Casi se muere! Estuvo en coma durante un mes y cuando salió me hizo prometerle que no seguiría con Western Electric hasta que se recuperara. Dave no volvió a ser el mismo hasta que pasó un año, así que, por no estar parados, empezamos a tocar en acústico mientras lo esperábamos. Como el tiempo pasaba y él no mejoraba, acabamos por cogerle el gusto a la formación acústica, y cuando nos dimos cuenta habían pasado dieciocho meses desde el accidente y éramos una banda de bluegrass. Esa es la historia. Apenas he cogido una guitarra eléctrica desde entonces, sólo durante la gira de la reunión de The Long Ryders. Y la verdad es que me lo pasé en grande.

Por cierto, ¿no fue en Kentucky, tu tierra, donde nació el bluegrass? ¿Viviste esa música en tu infancia?

Sí, a Kentucky se lo conoce por The Bluegrass State porque en su zona central la hierba tiene un color verde tan oscuro que casi parece azul. Suena absurdo pero es verdad. Bill Monroe era de Kentucky y él fue quien le puso ese nombre a la música country que “inventó”, en honor a su estado natal. Había una sala dedicada al bluegrass en la calle en la que crecí, pero no podía ir porque era muy joven y servían alcohol. Además, lo que me gustaba eran Beatles y Byrds, así que al principio aquello me daba igual, pensaba estúpidamente que era música de viejos. Luego mis amados Byrds grabaron Sweetheart of the Rodeo y más tarde Chris Hillman formó The Flying Burrito Bros., y empecé a comprender y disfrutar enormemente del bluegrass.

Puede que me equivoque, pero este tipo de escenas relacionadas con la música tradicional suelen ser muy cerradas, poco amigas de “intrusos”. ¿Sois aceptados en esos círculos, o tocáis sobre todo para gente que te conoce de The Long Ryders?

En cualquier tipo de música hay quien no permite la entrada de “extraños”, también en el rock’n’roll. El esnobismo existe en todos los géneros. Una de las conquistas del primer Dylan fue la ruptura de las barreras que levantaba gente como Ewan MacColl, que sólo aceptaban que los intérpretes cantaran la música folk de su zona de nacimiento. Dylan se cargó todo eso con su estilo, tocaba todo tipo de canciones folk, no le importaban las categorías. El público tradicional del bluegrass es bastante lento a la hora de aceptar a The Coal Porters. La gente más joven, los del pelo largo y los viejos hippies, así como los que se acercan a la música acústica y folk desde otras músicas, nos adoran. Pero el rock tampoco se libra del esnobismo, lo viví de cerca cuando vivía en Hollywood, en la época de los Long Ryders.

No sé si el bluegrass es muy popular en el Reino Unido, pero quizá podríais conectar con el público de la escena folk irlandés y escocés. El bluegrass no está muy lejos de cierto tipo de folk de raíz celta.

El bluegrass tiene una audiencia, si no enorme, sí muy, muy fiel en el Reino Unido. Sin embargo, nos va muy bien allí porque hay fans que nos siguen desde la época de los Long Ryders, y porque para ellos somos simplemente otra versión del americana o el alt-country. También gustamos a la gente del folk, abrimos para Donovan en un gran festival el pasado mayo. Así que con tres tipos diferentes de fans las cosas nos van muy bien en Gran Bretaña… Cuando hacía música eléctrica con The Coal Porters no venía tanta gente a los conciertos.

Uno de los puntos fuertes de The Coal Porters es la composición. Seguro que hay mucho mejores músicos en ese ambiente, y varios candidatos al trono de Bill Monroe, pero no todo el mundo puede escribir canciones como «Permanent Twilight».

Es verdad, estoy de acuerdo. Músicos como Ricky Skaggs llevan tocando la mandolina desde que tenían cuatro o cinco años. Yo sólo llevo diez, así que no pudo competir con ellos. Por otro lado, ellos no pueden escribir canciones como «Permanent Twilight» o «Mr. Guthrie». Creo que las canciones son las que nos diferencian del resto de nuestra competencia. ¿Recuerdas a The Go-Go’s? Eran muy divertidas y tuvieron varios éxitos, y todo gracias a que aquellas señoritas escribieron grandes canciones: «Vacation», «Our Lips Are Sealed» o «We Got the Beat» son geniales. No eran grandes músicos, pero sus canciones las llevaron a lo más alto. Una lección para cualquiera.

Has vuelto a trabajar con Ed Stasium en Durango, como en el disco de despedida de The Long Ryders. ¿Alguna razón en especial?

Le pedí a Ed que produjera Durango porque siempre he pensado que es algo parecido a un genio. Fue primer ingeniero para Phil Spector durante una década, ha trabajado con todo el mundo, desde Mick Jagger a Gladys Knight & The Pips, ha conseguido éxitos con Belinda Carlisle, Jeff Healey y The Smithereens. Lo adoro, es un gran amigo mío, así que no se me ocurrió nadie más cool para producir el disco. De hecho grabamos en el sótano de su casa, ¡tal como Dylan y The Band grabaron en 1967!

Con tu sello Prima Records y tu estupenda página web pareces haber alcanzado una envidiable autosuficiencia. ¿Es la única manera de sobrevivir en este negocio hoy en día?

Para alguien como yo es la única manera de seguir haciendo música. Hace diez años la industria del disco facturaba catorce mil millones largos de libras, y ahora sólo siete! No intereso a ninguna discográfica grande, ni por edad ni por el tipo de música que hacen The Coal Porters. Pero esto es lo que me apetece tocar y no creo que rejuvenezca de repente. Así que el único modo de continuar era empezar mi propio sello. Es mucho trabajo pero hasta ahora ha merecido la pena. Nos va mejor que nunca desde que The Long Ryders se acabaron, y me siento muy orgulloso.

Una de las constantes en tu trayectoria desde los días de The Long Ryders hasta ahora mismo es lo que podríamos llamar ‘’feelgood music’’. ¿Podríamos decir que para ti lo primero es entretener a tu público? Lo digo porque hay veces parece que la música más seria es tenida en mayor estima, lo mismo que en el mundo del cine las comedias parecen tener menos mérito que los dramas.

Totalmente de acuerdo. Yo toco “música para sentirse bien”, quiero que el público disfrute cuando la oye, y que deje el concierto sintiéndose optimista sobre su vida. De alguna manera, primero me siento “entertainer” y artista después, y me encuentro a gusto así. Continuamente veo músicos que tocan sólo para ellos y como mucha gente se siente desplazada en la sala. Ni The Coal Porters ni The Long Ryders actuaron nunca así. Y, por supuesto, en general no se tiene la misma estima a los maestros de la comedia que a los del drama. El público ama a Woody Allen o a Jim Carrey, pero nunca los compararán con Shakespeare o Cervantes, nunca, aunque Woody Allen es un artista tan serio como cualquiera, incluso en sus primeras y muy, muy graciosas comedias.

¿Hay alguna posibilidad de verte con la guitarra eléctrica en las manos? Y no lo digo sólo por alguna posible reunión de The Long Ryders.

No creo. Si alguna vez vuelvo a coger una guitarra eléctrica será para una reunión de The Long Ryders, pero no hemos vuelto a tocar desde 2004 y dudo que lo hagamos, aunque seguimos intentándolo. Yo estaría encantado de hacerlo cuando las agendas de los cuatro coincidieran, pero vivimos muy lejos los unos de los otros. De todas maneras, nadie parece interesado en verme tocar en formato eléctrico. Puede parecer raro en España, pero en el Reino Unido acude mucha más gente a los conciertos de The Coal Porters tocando bluegrass que si lo hiciera en plan eléctrico con ellos o cualquier otros.

¿Dirías que el tiempo ha sido generoso con tu generación? No creo que disfrutéis del crédito merecido, al menos como pioneros del actual alt-country o el dichoso americana.

No hay discusión, para mi el alt-country lo empezaron The Long Ryders y Jason & The Scorchers. The Long Ryders estuvimos en el número 4 de las listas de country&western en el Reino Unido en 1985. ¿Cool, no? Me sorprende que no haya más gente que nos reconozca ese mérito. No se cual es la razón. Supongo que tiene que ver con lo que hablábamos antes a propósito de la “música para sentirse bien”, y la dicotomía comedia vs. tragedia. The Lovin’ Spoonful te hacían sentir bien, y tuvieron ¡once! canciones en el Top 40. The Byrds era un grupo serio y sólo llegaron a esa lista cuatro veces… Pero hoy todo el mundo recuerda y adora a The Byrds, lo cual me parece estupendo, y apenas hay grupos que se digan influenciados por The Lovin’ Spoonful, a pesar de ser un grupo mucho más grande en los sesenta. En fin, que es muy difícil adivinar quien va a alcanzar el reconocimiento y quien no.  

Hablando con Steve Wynn sobre su lugar en el mundo del música, nos decía que si alguien le hubiera dicho hace treinta años que iba a vivir de la música durante tanto tiempo, no lo hubiera creído. El se veía como una persona afortunada. ¿Cómo te ves tú?

Supongo que tiene razón. Sin embargo, hay años que tengo que hacer otras cosas para seguir adelante: escribir libros, colaborar en la radio, lo que sea. Pero he tenido una vida muy agradable, memorable incluso, llena de grandes amistades y situaciones interesantes. He viajado y visto tanto… No muchos de mis amigos pueden decir que han tocado ¡dos veces en Hong Kong! Cada vez que veo a un músico quejarse, le digo: “Vale, dedícate a otra cosa y luego me cuentas”, porque la mayoría de la gente lo tiene mucho peor de lo que yo lo he tenido.

Para acabar, llevas muchos años viviendo en el Reino Unido. ¿Cómo llevas el estar lejos de tu país?

He vivido en Inglaterra durante demasiado tiempo. Me gustaría vivir una temporada en alguna otra parte, quizá Barcelona o Madrid, Roma, Milán, el sur de Francia o en las preciosas Highlands escocesas. Sin embargo, tengo una preciosa hija de diez años feliz en su colegio, así que no me puedo marchar. Si me fuera tendría que alejarme de ella o bien llevármela y dejarla sin su estupenda escuela. Sin embargo echo de menos la escena de Los Ángeles. Fue increíble vivirla durante aquellos años: The Blasters, Los Lobos, X, The Bangles, Green On Red, Rain Parade… aquellos fueron días muy felices para mí. [En español] Muchas gracias y hasta luego, su amigo Sid Griffin.

CARLOS REGO

 

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