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I Love Hard Rain

¡¡¡MES DYLAN!!!

Seguimos con este artículo el mes dedicado a Bob Dylan para felicitarle su 70 cumpleaños al mito. Una serie de artículos y entrevistas para celebrar dicha efeméride ¡No te lo puedes perder!

Lo que empezó siendo una fiesta hippie colectiva a la manera juglaresca medieval se convirtió en un infierno personal, en una huida frente al dolor, todo en cosa de un año. El bardo se soltó con la ayuda del alcohol y expresó mejor que nadie el desgarro de la separación de su musa. Las notas se volvieron furiosas y espontáneas y el bajo una palpitación violenta. Un piano nunca pareció tan desolado y una banda tan «enredada en la tristeza». Nunca las palabras sonaron tan ciertas y tan oportunas como con la Rolling Thunder Revue. La cara del protagonista se convirtió en la de Cristo en el Calvario, sólo falto la corona de espinas quizás perdida en algún lugar del backstage.

 

Tras ser judas en 1966 nos encontramos ante su segundo momento Kobain: desde el fondo o a la superficie o a la muerte, por suerte para el arte con mayúsculas, logró reflotar quedando un testimonio desolador y bello llamado «Hard Rain» El año 1976, en el calendario Dylan, fue el año de la rabía sonora.

Quiero hablar de este disco, me apetece comentar este viejo vinilo de portada en blanco y negro y cara de susto, quiero rendirle el tributo emocional que merece y acaso de esta manera generar una oportunidad para que alguien lo saque de nuevo de la balda, lo compre por el precio de dos cañas y así lo descubra y, a lo mejor,  le produzca la misma reacción atómica que a mi.

No hay mejor dato del transcurso del tiempo que pensar que uno tenía la edad de su chaval cuando entró en la tienda Woodstock de Bilbao, una tienda de discos de segunda mano antes de que fueran articulo posh y vintage comprándolo junto a un Greatest Hits Vol. 1 de funda blanca (sin portada) a un precio de 300 pts. la pareja. Era el año de su edición, aquí 1977, pero a alguno le había parecido demasiado tosco e insufrible y allí lo había puesto pronto a la venta sin apenas darle una mísera segunda oportunidad.

El único disco que tenía como propio hasta entonces era el Desire y pertenecía a mi hermano, ahora ya puedo decir que es mío para siempre. Woodstock estaba en una pequeña galería comercial y la regentaba una institución dylaniana en Bilbao, el amigo Bolo que era una versión botxera de George Harrison circa Bangla Desh, parecidísimo.Un gran tipo…con qué ternura miraba a aquel niño (yo) que se interesaba por el judío de chamarra vaquera con el mismo nerviosismo que en estos momentos. No se cambia tanto y menos con Dylan.

La única decoración de la tienda era una chapa gigante de metal con el símbolo del concierto por excelencia que no duró mucho puesta ya era más un punto de reunión de hippies ilustrados que un negocio de futuro.

La portada de «Hard Rain» me intrigó, en aquella época era tremendamente raro eso de llevar rímel un tío, hoy ya no es tremendamente «algo» nada y no me cuadraba con la imagen de forajido del Desire, portada que todavía la tengo por la Mona Lisa de las covers. Además Bowie y Lou Reed vendrían algo después: tener trece años no es lo mismo que tener catorce. Aquello se suponía que era el documento sonoro de una gira de presentación del disco de Huracán que era como aquí se conocía Desire y algo a considerar como obra menor, todavía con esos ojos se mira, un desprecio injustificado en guías, wikis y allmusicguides. Llegué a casa y lo pinché antes que el Grandes Éxitos, comentar de paso que este último y mítico recopilatorio, me pareció como que lo había oído antes, en el seno materno, todavía cuando escucho hoy Mr Tambourine Man me parece que es el primer recuerdo de mi vida, aparte de lo que me gustaban y gustan las galletas de coco. ¿No os pasa eso a todos con las canciones de Dylan? Para mí que estaban flotando en el viento y él las atrapó del aire con su particular cazamariposas, al menos esa era una de sus teorías en sus famosas entrevistas.

Pero vamos  directos a la «Fuerte Lluvía»: la sensación que ahora tengo con el «Terrible Love» del High Violet de The National, me la produjeron los primeros acordes del Maggie´s Farm: una mutación, una tormenta de chuzos y puntas y aún hoy me lo parece. Duele, literalmente duele tanta electricidad y como la guitarra de Neil Young en Like a Hurricane, o la de Steve Wynn, las eléctricas de T Bone Burnett, David Mansfield, Steven Soles, Mick Ronson y del propio Bob generan poesía entre los vatios con ese bajo impresionante de Rob Stoner haciendo de latido primoroso que desarrolla su propia melodía.

Ese doble punteo y esa batería que entra acelerada de Howie Wyeth es un chute de adrenalina, los redobles y los platillos te lo dicen todo.Esa batería, tanto en Desire como en la gira Rolling Thunder, es mi batería favorita de todos los tiempos. Esas paradas en seco, terroríficas, dramáticas. Y mezcladas con esos ouhh,ouhh ahhhhh de Bob están en el límite del precipicio de la cara norte del K2. Era 1977 y  era tan punk como el Never Mind The Bollocks, punk en el 66 con Tell me mama y punk en la gira con The Band de 1974 y además, en el año en que estalla el movimiento.Para empezar es otra canción, nada que ver con la del Bringin´ it all back home y es rabia y cabreo en estado puro:» no trabajo en tu puta granja Maggie nunca más” No hay más que hablar, no admite otra posible traducción, eso transmite, te quedas totalmente desahogado. Para un chaval de 13 años eso era como ver el mundo adulto en un fogonazo y las hormonas comenzaron a hervir, los fundamentos mentales a construirse y las emociones a tener su código propio.

Era un punto inicial de salida incómodo, furioso pero genial y tremendamente emocionante, a calzón quitado, a lo Patti Smith, mujer que tanto le fascinó por entonces aunque, la verdad, fue algo mutuo entre ambos, Patti nunca diría lo que ha dicho Joni Mitchell de él, es buena gente.La segunda, la segunda…y cómo será la segunda…cris, cras…el ruido de la aguja del pick-up Phillips gris y aparece One too Many Mornings. Aquello era la puñetera gloria, era el sonido crudo de la banda del Desire pero con pasión flamenca. Ahora, con los años lo entiendo todo, sobre todo sabiendo que Sara cabreada por tanto cuerno estaba entre bambalinas esperando para leerle la cartilla, notas en el vídeo la preocupación del cantante, el tormento que estaba viviendo, el tremendo lío en el que se había metido y que gracias a «Sara», la canción,  había conseguido retrasar sólo unos meses.El divorcio era inevitable y esto suena a guerra y tiene el olor de los corazones chamuscados. A uno le componen algo como «Sara» y lo perdona todo pero la bella mujer y verdadero amor de su vida ya no aguantaba más.Es fundamental lo que hay detrás de la escena para entender ese primal scream que es el cantar de Hard Rain, el aullido de la gira 1976, el primer tramo de 1975 es otra cosa, nada que ver, me quedo con este riesgo, con este caos, con este sinvivir.

Por eso me fastidia que el Bootleg fuera del primer año de la Rolling Thunder porque , al igual que Paul Williams, el que mejor ha escrito sobre Dylan desde una perspectiva emocional, 1976 me parece la época más expresiva vocalmente de Dylan y mira que las ha tenido buenas y cuando más nos ha dado de su propia intimidad (BOTT, Desire y Hard Rain, ¿alguien mejora eso aparte de él?)

«It´s a restless hungry feeling…» hay que ver la manera en que lo vocaliza, es un momento de suprema angustia.«You´re wright from your side I´m right for mine» eso forma parte de lo que le está diciendo a Sara antes de ir a su encuentro, los afectos se desmoronan, los problemas acechan, está beodo de resquemor y vino francés, tirando todo por la borda como ya decía en «I threw it all away» y se nota en su mirada iracunda como la del Dios del Juicio Final de Miguel Ángel.Está aceptando la derrota en directo., la derrota como amante-esposo y el desastre como propuesta musical.Para Jacob, su hijo, es la conversación de sus padres y para el resto de los mortales es la dulce rendición en un campo de batalla humeante y encapotado.De verdad, es impresionante, es mi versión favorita de la canción, casi todas las de «Hard Rain» lo son  porque se presentan con una nueva dimensión, a todos los niveles, una dimensión que le implica más directamente en ellas, aquí no vale utilizar  la tercera persona.

La banda va pesada como un tren de carga y el violín de la O´Hara son las lágrimas que acompañan esa tarde lluviosa y  exhibicionista. And a thousand miles behiiindd…y la banda marca un tan,tan tan, tan extraordinario.Y sigue con el Memphis Blues más relajado, brillante, menuda guitarra de T Bone Burnett, este grupo reclutado al azar y por antojo resultó ser la mejor herramienta de expresión de sus problemas reales, ese aire de zíngaros de gira por USA huyendo de las miserias de los años setenta.

Dylan enlaza con la tradición sefardita y el cante jondo en Oh Sister , nunca ha sonado tan europeo y gypsy. La plegaría provoca compasión: «yuuuu shuuuuld not triiiiiit me like a straaaaaaannnger», alarga las sílabas, masculla entre dientes y muelas, tiene todas las banderillas pinchadas en el costado, está a punto de sucumbir y pide clemencia. El fraseo se lo marca el dolor, se toma su tiempo y suplica sonando a rabino de tiempos pre-cristianos, nunca mejor dicho, vista su posterior conversión.Los músicos cuando les toca el turno para un solo son puro jazz y puro Dylan,  es algo que pocas veces se da encima de un escenario donde el control es básico para la exhibición, aquí todo es funambulismo…que se caen…que se caen…pero no se caen. A pesar de lo mudo de la grabación que ya es hasta esencial  y aunque lo tendría que editar remasterizado y ampliado (como un doble) «Hard rain» es crucial para entender el arte de Dylan.

Lay Lady Lay que también es otra canción distinta al clásico del Nashville ¿cómo se le pudo ocurrir semejante arreglo y adaptación de la letra?¿cómo una dulce canción country se puede hacer sonar tan perversa? Después llega la menina, la absoluta perfección, un riff divino da paso a la mejor versión de Shelter from the Storm que pueda existir.Y esa guitarra barata de marca blanca, como la de Jack White, tocada con el dedal metálico le hace un servicio perfecto pero la forma de cantar es la del Moisés en la Montaña, yo así me voy a refugiarme donde él me diga.Este es el momento para la eternidad, uno de directos de su carrrera para llevar al museo. Come in she said I´ll give yaaaaa shelterrr from the storm…

Por si fuera poco le toca el turno a un  You are a big girl now con una intro flamenca y  te dejas seducir por «la conversación corta más dulce» y los back in the raiiiiin…y you a r e a biggggg girlll nouu….y ese corte seco y ese piano expresivo y por supuesto el violín de Scarlett que siempre está ahí. Aquí, directamente está intentando que funcione el perdón de su bella esposa pero una segunda oportunidad es demasiado difícil conseguir. Luego un solo de guitarra acústica tipo española que mata e  ilustra la pena de que ya eres una gran chica y te vas para siempre. La estrofa más bella de la Historia del desamor en la versión de «Hard Rain» da para una tesis. A change in the weather is known to be extreme/But what’s the sense of changing horses in the middle of the stream/I’m going out of my mind, oh, oh,/With a pain that stops and starts/Like a corkscrew to my heart/Ever since we’ve been apart.

Siguiendo el tono de intentona de suplicar el perdón de la chica de los ojos tristes de las tierras bajas se lanza con un  I threw it all away a grito pelado…Tuve montañas en la palma de mis manos…y todo se ha ido al garete. Añade la memorable frase de «one thing for sure there ain´t no cure» que la improvisó dada la situación, esto es un apéndice de Blood on the Tracks.

Y para terminar lo que realmente estaba respirando la nación y la contracultura: Idiot Wind, otra versión memorable de un tema gigante que resume los setenta mejor que la película «La tormenta de Hielo» En mi capilla más preciada está pintado este fresco por el más grande y pienso que es responsable de muchas cosas: de que no deje la puerta cerrada a casi nada en música, de que adore a los artistas que cambian sus canciones en directo, de que me encante la actitud punk sean los Pogues, sean los Arctic, sean los Buzzcocks o la Smith y  todo gracias a «Hard Rain». Aquel chaval no sabía que eran las 300 pts. mejor invertidas de su vida.

Y si me tengo que quedar con un disco en directo de His Bobness, iba a ser Hard Rain, a pesar de ser algo parcial, editado tipo Time Fades Away, ese es su valor.Para describir su sonido nada mejor que decir que es como cuando te pilla una tormenta de padre y señor mío, con truenos y relámpagos bíblicos y buscas  refugio y te quedas ahí calado hasta los huesos, temblando, esperando a que escampe.

He escuchado bastante más la voz de Bob que la de mi padre que  precisamente en ese año, 1977, dejó este Mundo. Hard Rain, por lo tanto, fue el expediente de una adopción que continúa aun vigente.

Joserra Rodrigo-Mayo 2011

 

Rockandrodri Land

 

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One Comment

  1. Jesus Morant Lopez

    La batería no voy a discutirte si esta bien o mal tocada, pero mal gravada, esta pero que muy mal, pésima grabación de un disco que se merece mucho mas.

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