Encuentros

Dead Meadow, chamanes del psych-rock 70’s

Surgidos de las tinieblas del hinóspito, frío Washington DC, Dead Meadow nunca encajaron en el campo de batalla de la escudería hardcore local. Fueron voluntaria anomalía al partir el cemento de sus calles para que por sus grietas se colaran hilos de fuzz árido y la ciudad se cubriera con un manto pegajoso de drones. Espirales de guitarras abrasivas, psych-blues directo en vena, hard-stoner para fumarse en pipa de agua, shoegaze de ojos en blanco, chamanismo en trance jam. Desde que se trasladaran a la más acogedora california, los Meadow han recuperado el formato trío de sus inicios, hace ya más de una década, y a su batería fundador, Mark Laughlin. Vienen a nuestro país a presentar su último colocón de peyote y ácido, Three Kings, experiencia audiovisual galáctica como pocas. Las fechas: 29/4 BeCool (BCN), 30/4 Mogambo (Donosti), 01/5 Taberna Belfast (Sta María del Páramo, León) y 05/5 Moby Dick (Madrid).

Mark ha regresado a la banda y acabáis de editar la Peel Session que grabásteis hará diez años. ¿Es 2011 el año para reconectar con vuestro pasado y así proyectaros hacia el futuro?
 

Steve Kille: Creo que hemos atravesado un periodo de reflexión; es positivo poder volver a las bases cimentadas tiempo atrás para volver a tomar impulso.
 
Hablando del pasado, ¿cómo recordáis vuestros inicios en Washington DC y la edición de vuestro primer álbum a través del sello de Joe Lally, Tolotta. ¿Cómo encajábais en la escena hardcore, punk de DC y cómo os hicisteis un hueco?
 

No encajábamos. Siempre quisimos ser la antítesis a escena. Quiero decir, todos estábamos muy metidos en ese rollo cuando éramos algo más jóvenes, pero cuando empezamos con Dead Meadow quisimos hacer algo distinto, tratar de abrir una brecha personal en ese contexto musical. Para bien o para mal, cuando irrumpimos nosotros quedaban apenas los restos de la época de esplendor de esa escena, aunque a nivel personal tuve la suerte de vivir parte de ella con intensidad mientras estaba en el instituto.
 

¿Cómo surgió el proyecto del disco en directo “Got Live if You Want It” que os produjo Anton Newcombe de Brian Jonestown Massacre y cómo fue vuestra relación con él?
 

Fue un álbum en el que no tuvimos mucha implicación, la verdad. Anton lo hizo como fan de la banda, así es el. Pero pudimos conocerle en todo su esplendor a base de compartir escenario con él y su banda; nos hicimos amigos. Es un genio, pero en nuestro disco en directo, como en la mayor parte de lo que pasa por sus manos, hizo lo que le dio la gana… Hay algo inspirador en su manera de enfrentarse a la música.
 

¿Cuál es vuestro método de grabación, cómo encaráis cada nuevo disco?¿Quién se encarga de las letras?
 

Gran parte de lo que hacemos es colaborativo, especialmente a la hora de hacer jams en el estudio a ver qué surge. Jason suele traer buena parte de las letras, pero en última instancia el feeling y la composición son cosa de familia.
 

¿Cómo crees que afectó, benefició a vuestra música el trasladaros a California en 2007?

Hemos crecido como personas, somos más sólidos, más maduros. Tuvimos que mudarnos para encontrar la felicidad, al menos así lo siento yo. Washington llegó a ser muy agobiante, aunque sigo disfrutando de ella cuando voy de visita. Pero más allá del hecho de nuestra mudanza, creo que 2007 fue un punto de inflexión general para la industria de la música, fue el año catalizador para el cambio. Ahora las cosas funcionan diferentes, se ha recuperado el espíritu DIY.

¿Os sentís conectados con la escena californiana llamada psych-rock, con bandas como Comets on Fire / Howlin Rain, Wooden Shjips, Entrance …?
 

Algunos de sus miembros son buenos amigos nuestros. En general es una escena muy agogedora y amable y eso ha significado mucho para unos recién llegados como nosotros. 
 
Hace un par de años actuásteis en el festival Primavera Sound. ¿Cómo recuerdas esa experiencia y cómo describirías las distintas sensaciones que se experimentan en un club pequeño y en un gran festival?
 

El Primavera Sound fue algo divertido y caótico, como siempre que tocamos en este tipo de eventos. Creo que las bandas y los fans viven de una forma similar los festivales, en un perpétuo estado de asombro y envueltos por una energía ciertamente extraña. Casi nunca recuerdas haber tocado, todo pasa demasiado rápido y cuando has acabado te preguntas si realmente lo hiciste bien.

¿Qué puedes contarnos acerca de vuestro último disco, «Three Kings”?¿Cómo surgió el proyecto de editar un álbum acompañado de un DVD mitad directo, mitad road movie?
 

Nos pasamos la gira anterior bromeando acerca de grabar un disco hip-hop y no sé cómo, una cosa llevó a la otra y acabamos con una película en directo. Pero fue un proceso orgánico, natural, con lluvia de ideas y libertad para experimentar; lo opuesto a planificar las cosas. Fue algo realmente refrescante. Quien vea la peli podrá disfrutarnos conduciendo hot rods, disparando, viajando a otras dimensiones, luchando contra el diablo o siendo tentados por pallasos. ¿Cómo puede otro rockumentary superar semejante material?

¿Qué banda de con las que habéis tocado os ha sorprendido más?

Sin duda Blue Cheer. Son super majos y pese a llevar tantos años y ser tan legendarios, siguen siendo DIY por necesidad y espíritu. Fue una experiencia aleccionadora y muy especial para nosotros tres.
 
Si tuvieras que escoger cinco álbumes no para disfrutar en una isla desierta si no en el más caliente de los desiertos, cuáles elegirías.

No me gustan este tipo de preguntas, hombre. Probablemente, nada que me quitara espacio para tener acceso al agua.

Roger Estrada

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