Encuentros

¡¡Exclusiva web!! Lou Reed & Lorenzo Mattotti, desplumando al cuervo

Siempre se me enfada cuando le pregunto por un ya casi utópico nuevo álbum de ‘’canciones’’. La última vez fue tras la rueda de prensa que, el pasado noviembre, Lou Reed y Lorenzo Mattotti ofrecieron en Barcelona. Presentaban la novela gráfica El Cuervo (Alfabia), basada por supuesto en el álbum de 2003 The Raven, incomprendida pero esforzada e inspirada actualización de los tenebrosos mundos de Edgar Allan Poe. ‘’Puse todo mi empeño en aquel disco’’, me suelta imprevistamente irritado, su arrugado rostro inclinado sobre un suculento platillo de paella. ‘’No le hicieron caso, ellos se lo perdieron, se acabó…’’.

Insiste empero Reed en trasegar con Poe una vez más, ahora con tremebundas y quiméricas ilustraciones, de colores intensamente contrastados —esos inigualables rojos, sangre secándose en la oscuridad— y trazo evocador del influyente cubismo, obra del artista italiano Mattotti, que no se molesta cuando le digo que me recuerda al actor Tommy Lee Jones. Compagina Lorenzo los encargos para Vanity Fair, The New Yorker, Cosmopolitan, Vogue o Le Monde —reside en París— con una inquietante y fecunda obra propia, volúmenes que como Fuegos, La Estancia, Estigmas o su adaptación de Doctor Jekyll & Mr. Hyde, nos revelan a un maestro moderno del expresionismo.

Lo que sigue son extractos de lo que captó mi grabadora en aquella comparecencia pública en la que Lou Reed se echó una siesta —no, no… estaba practicando meditación trascendental— ante una tropa de periodistas visiblemente aprensivos al enunciar sus preguntas. No hay para tanto…

 

  ¿Cómo se plantearon el trabajo conjunto de ilustrar a Edgar Allan Poe?

Lorenzo Mattotti: Nunca olvidaré la tarde que sonó el teléfono y una voz me dijo que me ponía con Lou Reed. Lou me habló de su proyecto y me animó a no seguir el texto del libro, a dejarme llevar por la música. Comprendí que en realidad era libre para seguir mi imaginación a partir de los textos y la música de Lou Reed. Nos comunicábamos por e-mail; yo le mandaba ilustraciones y luego las comentábamos. Para mi fue una gran experiencia, podía hacer ilustraciones a partir de un Edgar Allan Poe revisitado por Lou Reed y pasado por mis infernales pesadillas. Esto me obligó a entregar un trabajo muy intenso y potente, por Lou Reed y la ocasión que me brindaba. Creo que es un gran libro, por la unión de Poe, las palabras de Lou y mis ilustraciones, que funcionan como contrapunto. Fue un trabajo de colaboración, Lou quería controlarlo todo, ver cada dibujo y comentar conmigo las imágenes. Se trataba de dar con un equilibrio entre textos e imágenes, como si fuese un musical; la última parte del proceso fue situar las imágenes junto a los textos y, para hacerlo, yo pensaba en la música como parte de esa unión entre imágenes y textos. Lou estaba muy atento a todo lo que yo hacía y, en más de una ocasión, me empujó en una dirección u otra, más allá de mis intenciones. Apreciaba sus comentarios sobre mis imágenes. El libro es como una conversación entre ambos acerca del mundo de las palabras y el de las imágenes. Decidí utilizar diferentes técnicas, lápiz, crayón, pintura, en un libro estructuralmente muy abierto, porque pienso que es un modo interesante de estimular la imaginación del lector.

Lou Reed: Quise tener una versión gráfica de El Cuervo, la obra de teatro que escribí para Robert Wilson, quien realizó una escenografía magnífica. Había hablado con mi agente sobre ello, pues aunque el texto de la obra ya se había publicado en libro, me atraía la idea de una novela gráfica, reemplazar los diseños de Robert Wilson por un artista gráfico de su misma estatura. Me mandaron un montón de libros ilustrados y descubrí a Lorenzo; pensé que era la persona perfecta para el proyecto. Me impresionó mucho su obra y me pregunté si estaría dispuesto a colaborar, pues me parecía que juntos haríamos un buen equipo. Una de las cosas que me atrajo de Lorenzo es que su trabajo es muy intuitivo y emocional, como lo es mi obra. Si estábamos en la misma onda, quizá podríamos expandir lo que era la obra de teatro o, por decirlo de otro modo, lograr que se entendiera a través de los dibujos, sin tener que leer el texto. Creo que es uno de los libros más hermosos que he visto en mucho tiempo, y me extraña que no hayamos vendido un millón de ejemplares. Es precioso…

¿Se ha planteado volver a llevar El Cuervo a los escenarios teatrales?

LR: No. Me encantaría volver a intentarlo, estuvo muy bien cuando se representó, pero realmente me gusta el libro: puedes tomarlo entre las manos, ir pasando las páginas, admirar su colorido… algo que no se puede hacer en un e-book.

 ¿Qué aspectos de la obra de Poe le interesaron al plantearse la adaptación?

LR: Edgar Allan Poe es uno de los más grandes escritores y poetas de cualquier generación. La psicología detrás de la obra de Poe es una de las cosas más fascinantes. Cada historia, cada obra, puede verse como un rompecabezas psicológico o como algo psicológico que está sucediendo; por ejemplo, ese personaje que logra cometer un crimen sin ser descubierto y luego se ve inmerso en una situación que le hace confesarlo. ¿Por qué lo hace si podía haberse librado? ¿Qué ocurre con la casa Usher, por qué está en llamas? ¿Quién es Ligeia? Poe inventó la novela detectivesca, y en cierto modo podría haber inventado la ciencia-ficción también. Para mí suena como música mental. Edgar Allan Poe es un escritor muy rítmico, por lo que se presta a ser adaptado musicalmente.

¿Tendrá continuidad esta experiencia en nuevas obras, quizás con Mattotti o con otro ilustrador acorde a sus influencias literarias y a su propia música?

LR: Es una idea interesante, pero no pienso a tan largo plazo. Ya veremos qué ocurre. Invertí mucho tiempo y esfuerzo, y ha sido muy gratificante. Pero ahora mismo no se me ocurre nada, necesitaría dar con algunas ideas. Por ejemplo, una novela gráfica de El Club de la Lucha, la película basada en la novela de Chuck Palahniuk, que es una obra de culto en Estados Unidos. Ya saben: la primera regla del club de la lucha es que no existe tal club de la lucha… Por ahora me contento con el mundo de Poe, aunque sólo haya arañado su superficie. Se trata de Edgar Allan Poe visto a través de mi mirada, no es el Poe clásico, todo ha sido reescrito. Que quede claro.

Se ha dicho que en El Cuervo se nota la huella de Selby, de Burroughs, e incluso de sus propias canciones. ¿Qué le parece?

LR: Ese es un gran cumplido y lo acepto feliz, pues fueron mis maestros, como lo fueron Philip Marlowe y Raymond Chandler. Todos ellos contribuyeron a El Cuervo. Hay mucho de la locura de Poe en Burroughs, y lo mejor de Selby también tiene mucho de Poe. Es imposible no estar influenciado por Poe, él invento la mayor parte de la literatura moderna. A Poe nunca se le reconoció en Estados Unidos. Tuvo que ser descubierto por Baudelaire en París, lo que naturalmente tiene mucho sentido. Y debo volver a mencionar los magníficos dibujos de Lorenzo: he sido muy afortunado al contar con un ilustrador tan bueno, con su comprensión de la violencia, de la amenaza, del mito de Sísifo, de muchísimas otras cosas plasmadas en el libro. Recibía con excitación cada nuevo paquete de dibujos que me mandaba su editor desde París; tenía que esparcirlos para contemplarlos y buscarles un poema adecuado, ponerlos en orden. Le repetía a Lorenzo que, pese a que la obra sigue una línea narrativa, se dejase llevar y fuese hacia donde quisiese con las ilustraciones, y así lo hizo. La prueba está en el libro.

¿Qué relación había tenido Mattotti en el pasado con los mundos de Poe y Reed?

LM: Cuando era joven Poe era para mí uno de los escritores más imaginativos. Me gustaban las adaptaciones de sus novelas que hacían algunos de los maestros italianos del cómic. Conservo en mi interior la fascinación por el misterio, la oscuridad, el simbolismo, el modo en que narra con símbolos y metáforas. No me fue difícil introducirme en Edgar Allan Poe, ya lo tenía interiorizado, sólo tuve que abrir la puerta. En cuanto a Lou Reed, fue muy importante para mi generación por su música. En una época de mi vida yo buscaba un estilo propio y recuerdo haber escuchado una canción de Lou, y el modo en que cantaba, en que recitaba las palabras, en que actuaba, me hizo pensar en cómo podría yo ir en esa dirección y tratar de lograr el mismo efecto con mis trazos, mis dibujos. Siempre me influyó Lou Reed. Me interesó la unión del trabajo de un autor antiguo como Poe con uno contemporáneo como Lou, pues adaptó su mundo y sus dramas con música muy actual. Esto me inspiró a la hora de salirme de mi propio interior y buscar imágenes de modo muy directo. No fue complicado para mí entrar en el mundo de Poe y Reed. Cuando nos juntamos con Lou, me dijo que escuchara la música y me plantease los dibujos con total libertad. Siempre vi en Poe a un maestro de lo inconsciente, lo que me facilitó extraer imágenes de mi interior con mucha libertad, dejándolas fluir con la música, la atmósfera.

¿Qué autores contemporáneos les interesan?

LR: Me gusta un novelista llamado James Lee Burke, que ambienta sus historias policíacas en Nueva Orleans. Me gustan las novelas de detectives. También estoy leyendo las enseñanzas del lama tibetano Rinpoche, sobre control mental y meditación, y otro libro sobre las aplicaciones del tai chi. Acabó de leer un libro malísimo, la autobiografía de Jerry Weintraub, el productor cinematográfico. También he leído recientemente el libro póstumo de Jim Carroll, The Petting Zoo. Y How It Ended, un libro de relatos de Jay McInnerney.

LM: Me gusta mucho Corman McCarthy y ahora estoy leyendo a Philip Roth. Pero me gusta leer muchas cosas distintas. Me apasiona como escribe Murakami, al leer sus novelas me siento como inmerso en un sueño. También estoy leyendo un cómic muy interesante de Mazzuccelli.

Texto: Ignacio Julià
Foto: Laura Overdose (Click en la foto para ampliar)

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