Encuentros

Jim Lauderdale, Superdotado, prolífico, magistral, etcétera

Nos visita el 1 de abril para actuar, por primera vez en España, y de manera exclusiva en el Festival Blues & Ritmes de Badalona. Presenta las canciones de su excelso Patchwork River. Hablamos con este músico total.

 El mundo de la música debería dividirse en dos grandes grupos. Por un lado estarían los seguidores de Jim Lauderdale, y por el otro el resto. Los primeros viven felices sabiendo que cada nueva entrega de este músico, incomprensiblemente desconocido para muchos, es siempre una apuesta segura llena de calidad, grandes canciones y buen hacer. Los segundos no tienen porqué ser menos felices. La inopia, en ocasiones, puede ser un lugar confortable para la mente. Aunque a nosotros, la vida se nos antoja mejor con los discos de Lauderdale dentro. Para el que escribe, uno de los grandes. A pesar de que a él le cueste admitirlo. “No estoy seguro de que se me pueda considerar uno de los grandes. Se agradece el cumplido y, sin duda, es algo que te llena de fuerzas para seguir trabajando”, responde desde EE.UU.

 

Nacido en la ciudad de Troutman, Carolina del Norte, más conocida por ser también el lugar de origen del campeón de fórmula NASCAR Josh Richeson que por cualquier otra cosa, Lauderdale se inicia pronto en la música aunque lo haga de manera diferente a como lo hemos conocido. Su primer encuentro con el rock se produce con unas baquetas en la mano. “Empecé a tocar la batería cuando tenía 10 años, en la banda de la escuela”, explica. “Mi familia se mudó y no había música en el colegio al que llegué, aunque eso no me impidió empezar a tocar blues y rock con algunos universitarios. Luego empecé a tocar la armónica. Y con 15 años lo intenté con el banjo. Eso me llevó al country y al bluegrass. Aunque también escuchaba mucho soul, R&B y rock and roll. No fue hasta cumplir 17 años que empecé a tocar la guitarra”.

Quizá es por esa variedad por lo que su carrera se desarrollará tocando todos los “palos” de lo que solemos llamar música de raíces confeccionando, poco a poco, una inmaculada hoja de servicios: “La verdad es que me identifico con todos esos estilos porque todos forman parte de mi aprendizaje como músico. Sólo pienso que debería haberme inclinado por el bluegrass un poco antes, aunque no tuve la oportunidad hasta que ya llevaba unos cuantos discos”. Eso le llevó a ser capaz de editar, al mismo tiempo, dos álbumes de estilos distintos con su fichaje por Yep Roc en 2006, Bluegrass y Country Super Hits Vol.1. “Convencí al sello para que me dejaran hacerlo porque tenía muchísimo material que necesitaba editar. Aunque no era la primera vez que lo hacía. En el 99 ya lancé dos discos prácticamente juntos. Uno de ellos, con Ralph Stanley, ganó hasta un Grammy”.

Incluso tiene buenas cosas que decir de la siempre conflictiva etiqueta del americana: “Creo que es un movimiento realmente grande. Se creó una especie de corriente en las radios para bandas y artistas que no encajaban en el ámbito más comercial, pero que tenían una calidad real. Necesitaban un lugar para su talento y esa etiqueta se lo dio”. Por eso no pierde de vista a nuevos músicos, sea cual sea su origen y estilo. “Hace unas semanas toqué una canción de George Jones para una banda sonora producida por T-Bone Burnett, de una película en la que yo hago del mismo Jones. Durante la sesión conocí a Dan Auerbach de The Black Keys. Cantó una canción de Bill Monroe en plan bluegrass e hizo un trabajo increíble. Me quedé muy impresionado con su versatilidad”.

Palabras a tener muy en cuenta de un auténtico erudito en lo que a música norteamericana se refiere, cosa que demuestra en un impagable programa de radio en la WSM 650 llamado, simplemente, The Jim Lauderdale Show. “Me encanta la radio”, asegura Jim. “Es muy divertido. Cuando tenía 13 años ya tenía mi propio programa en la emisora del instituto y luego en la universidad. Me encanta la música, y me encanta transmitirle a la gente esa pasión, poniendo a los clásicos y cosas que puedan descubrir y gustarles”.

 

Tan bien sólo como acompañado

Ajeno a personalismos inquietantes, y huyendo de esa necesidad de notoriedad que se observa tan a menudo cerca de los escenarios, no se puede entender la carrera de Jim Lauderdale sin pegarle un vistazo a toda la gente que le ha acompañado antes, incluso, de la edición de su primer disco en solitario, Planet of Love, en 1991: “Todo empezó en Los Ángeles. Me había mudado allí, tenía una banda y vivía la escena de la ciudad. Empecé a tocar para Lucinda Williams. Tocaba con ella en directo y cantaba en sus discos. Así fue como Pete Anderson, productor de Dwight Yoakam, empezó a pensar en la posibilidad de que yo grabara un disco en solitario. Mientras lo decidíamos, empecé a tocar en los discos de Dwight y de Carlene Carter”. Eso ha provocado que, en muchas ocasiones, se colgara el cartel de secundario de lujo a uno de esos artistas que, quizá, menos merecen esa definición.

“He trabajado con mucha gente, claro”, razona. “He tocado mucho con Donna The Buffalo, con los que hice un disco. También he escrito canciones con Odie Blackmon, con el que hicimos Country Super Hits Vol.1, con Ralph Stanley, con Robert Hunter, con Leslie Satcher… Y he tocado con Patty Loveless, George Jones, Dave Edmunds, Leann Womack o las Dixie Chicks. También he escrito hasta doce temas para George Strait. He disfrutado con todos y cada uno de ellos. Todos han sido únicos y muy gratificantes. También he tenido el honor de tocar con Emmylou Harris. Ella ha cantado en varios de mis discos. Es una de las pocas cantantes que me pueden hacer llorar con su voz. He hecho conciertos con Willie Nelson, que es un tipo fantástico. Y el más reciente ha sido Elvis Costello. El verano pasado pude estar en España con él y me enamoré del país. Por eso estoy deseando regresar en abril. Su último disco es simplemente maravilloso. Brillante. Elvis y yo escribimos dos canciones juntos. Una «I Lost You» está en ese último álbum, National Randsom, la otra, «Poor Borrowed Dress», está en un EP que acaba de editar. Soy fan suyo desde hace años. Nuestros caminos empezaron a cruzarse en algunos festivales y acabé grabando unas armonías en Secret, Profane & Sugarcane. Así acabé participando en la obra maestra que es National Randsom. También escribí hace poco dos canciones con Gary Louris de los Jayhawks, y espero volver a hacerlo pronto. Nunca he tenido la necesidad de escribir con otra gente aunque, con el paso de los años, cada vez lo hago más a menudo”.

Una actividad frenética que Lauderdale sólo detiene en contadas ocasiones: “Me piden a menudo que escriba canciones para otros. Eso, unido a mis giras, convierte mi agenda en un auténtico caos. Es un reto conseguir hacer todas las cosas que quiero y, a veces, hay que reconocer que no se puede con todo. Entonces freno. No tengo mucho tiempo para mí, así que el poco del que dispongo lo invierto haciendo Tai Chi para mantenerme saludable”.

Y es que no sólo de colaboraciones personales podemos hablar al referirnos a Lauderdale. El músico es habitual en un gran número de iniciativas, homenajes y conciertos solidarios. Dos llaman especialmente la atención por su esencia. El primero es American Beauty Project: “Todo empezó hace cinco años en el NY Guitar Festival: surgió charlando con Ollabelle, la banda de Larry Campbell, Teresa Williams y Catherine Russell. La idea era homenajear dos discos tan fantásticos como American Beauty y Workingman’s Dead. Son los dos trabajos con los que yo empecé a escuchar a los Grateful Dead. Y además son insuperables. Eso ha hecho que los conciertos se hayan ido sucediendo sin parar”. El otro fue el concierto homenaje a Gram Parsons celebrado en 2004: “Disfruté mucho tocando con quienes participaron. Norah Jones, Dwight Yoakam, Steve Earle, Lucinda Williams, Kathleen Edwards, John Doe… Pero lo que me emocionó especialmente fue cantar las armonías de «Hickory Wind» con Keith Richards. Él es uno de mis héroes”.

 

Cruzando el río

En 2010, Lauderdale edita Patchwork River, un disco reseñado en Ruta275 (octubre 2010) en el que el músico se hace acompañar de amigos como Patty Griffin, Gary Tallent, Al Perkins o el mismísimo James Burton, guitarrista, entre otros, de Elvis Presley o Ricky Nelson, otros de sus ídolos. “Como te dirá cualquier músico, mi último disco es mi favorito, aunque tengo un cariño especial por todos ellos. Cada uno tiene algo que lo hace especial, ya sea el proceso, el resultado final…”, afirma Jim. Quizá lo que hace especial este Patchwork River, además de la grandeza de sus canciones, sea que se trata de la segunda colaboración de Lauderdale con Robert Hunter, conocido por su faceta como letrista de Grateful Dead: “Nos conocimos a través de un amigo cuando yo estaba trabajando en el disco de bluegrass junto a otra de mis debilidades, Ralph Stanley. Él escribió un par de canciones para aquel álbum y acabamos escribiendo más de sesenta canciones juntos. En 2004 hicimos Headed for the Hills codo a codo, y luego llegó Patchwork River. De hecho, cuando volví de la gira del verano pasado escribimos juntos un disco de bluegrass que editaremos en primavera y que me tiene muy emocionado. Robert tiene un profundo conocimiento de la música de raíces y entiende muy bien todos sus géneros”.

Un Hunter que también co-escribe las letras del último disco de Bob Dylan, Together Through Life: “Me gustó mucho ese disco. Soy un gran fan de Dylan. No me enteré de que lo estaba haciendo hasta el final porque Robert no habla mucho de ello. Es un tipo humilde”. Quizá es esa colaboración con Hunter la que ha llevado, de manera un tanto fácil, a algunos críticos a firmar que este último disco de Lauderdale suena a Grateful Dead, y a él no le importa, en absoluto, la comparación: “Si hay quien escucha en Patchwork River a Grateful Dead a mí me parece genial. Mis raíces son similares a las de Jerry García y, además, están las letras de Robert, claro”.

Lauderdale habla seguro. Con la tranquilidad del que sabe que hace su trabajo de la mejor manera posible, porque llevar diecinueve discos a sus espaldas no puede ser algo casual. “Nunca me he dado por vencido y siempre he acabado un disco pensando que habría otro después. Eso me mantiene motivado para seguir creando. Quiero hacer nuevos discos, planear espectáculos diferentes y seguir intentando tocar con algunos de mis ídolos”, reconoce. Una mitomanía que se refleja cuando habla de la canción favorita de toda su carrera.: “Creo que es «King of Broken Hearts», que escribí como homenaje a Gram Parsons y George Jones. Empecé la canción cuando estaba leyendo una biografía sobre Gram, en un capítulo en el que explica cómo estaba en una fiesta tocando canciones de George Jones que nadie conocía. Gram se puso a llorar y dijo: ‘Es el rey de los corazones rotos’. Cuando lo leí me dieron escalofríos. Días después me fui a Joshua Tree, a Cap Rock, el sitio al que solían ir juntos Gram y Keith Richards, que fue el lugar en el que Phil Kauffman incineró su cuerpo. Allí, bajo la luna llena, acabé la canción. Me gusta mucho como la grabamos, y me encanta ver todas las veces que me piden que la toque en los conciertos”.

Y uno de esos conciertos es el que, de manera exclusiva, se celebrará dentro del siempre exquisito cartel del Festival Blues & Ritmes que, año tras año, se celebra en el Teatro Zorrilla de Badalona (Barcelona). “Tengo muchas ganas de volver a España, esta vez, para tocar con mi propio proyecto. Ya te he contado lo que me gustó el país y la gente cuando estuve con Costello. Por eso me siento muy feliz de volver y muy honrado de que me hayan invitado al festival. Espero que ésta sea la primera de muchas visitas a tu país”. Que Dios te oiga Jim, que Dios te oiga.

Texto: Eduardo Izquierdo. Publicado en Ruta280, marzo 2011.

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