Tres conocidas páginas de la biblia negra según Jeffrey Lee Pierce, revisadas y ampliadas con material extra registrado en vivo durante los años en los que The Gun Club comenzaba a posicionarse como banda de culto más allá de la escena punk norteamericana. El ineludible reclamo de estas reediciones no es otro que la propia naturaleza de las canciones originales, un puñado de historias sobre vudú, sexo de saldo y ciudades de postín. Obviando los cortes inéditos —austeras tomas en vivo a las que acompaña alguna que otra vieja versión—, la relevancia de este triple lanzamiento reside en la mera puesta en común de un manual de usos del swamp blues que no parece agotado pese al abuso con el que se continúa desenredando la greña de ese fan de Blondie que fue el señor Pierce.
Curiosamente, fue el mismo Chris Stein el encargado de producir el álbum Miami (1982) para su propio sello, así como el EP posterior Death Party (1983). Y llegó a implicarse hasta el punto de colaborar activamente como percusionista. Libres apropiaciones de clásicos de Jody Reynolds y John Fogerty, guiños a la localidad natal de Debbie Harry —quien, cuentan, hizo coros bajo seudónimo— y citas a la herencia psycho de The Cramps forman parte de estos dos tramos de una carretera secundaria que terminó acercando al combo hasta una de sus obras referenciales: The Las Vegas Story (1984), un álbum de sonido rocoso que supuso la vuelta al seno materno del guitarrista Kid Congo Powers. La asunción por parte de Pierce y comparsa de todos aquellos sonidos de raigambre folk devendría más tarde un estilo que alguien se encargaría de catalogar como americana. Pero eso es ya otra historia.
Emilio R. Cascajosa
