Encuentros

Lee Fields, Embutido en un sándwich de soul

Cuelgo el aparato. A nivel periodístico está claro: lo tengo. A nivel humano tengo la sensación de haber compartido una charla con una leyenda viva de la música soul que está disfrutando de un gran momento de su vida creativa. Saboreando la miel en el paladar. Agradecido, ilusionado y extático. Lo comparte de tú a tú. Y una fría conexión vía teléfono de dos personas que justo se acaban de conocer, se convierte en una afable charla.

Lee no para de reír. Repite varias veces que no encuentra palabras para describir lo que siente. Conozco ese estado. A mí me ha pasado muchas veces y degusto esa análoga sensación de pura ilusión, de máximo agradecimiento al mundo y a la vida. Esto me hace sentir cojonudamente bien. Es esa sintonía la que se le queda a uno en el alma para siempre. Sólo les diré que Lee Fields ha hecho un disco único. Para describirlo me viene a la mente una imagen. Cuando partes un huevo y sale de la cáscara. Se desliza lentamente. Como una sirena saltando del trampolín de una piscina con un fondo de gres azul marino. Resbaladizo y gelatinoso se baña en el aceite caliente. Las burbujas chispean a su alrededor. El huevo, blanco y anaranjado, relajado, cálido y sensual, se fríe para tu gusto. Y tú tienes ganas de comerlo. De degustarlo. De atravesarlo con un poco de pan y notar su suavidad en tu paladar. Ver como la yema explota como un volcán y se desliza por la elegante clara como lava sedosa. Un acto que sabes que volverás a repetirlo muchas veces más. Eso me ha venido a la mente. Esa imagen de placentera cotidianeidad. My World es un clásico. Como un huevo frito. Maravillosamente sencillo, deliciosamente atemporal. Y hablamos con su autor. No con la gallina. Si no con Lee. Lee Fields. Desde Brooklyn con amor.

¿Puedes contarnos la historia que hay detrás de My World?

Ha sido un proyecto que ha tardado cuatro años en materializarse. Ha habido bastante gente involucrada, pero yo no he estado muy al tanto de todo el proyecto hasta el final. Ellos me iban presentando canciones y me llamaban cada vez que requerían mis servicios y yo estaba más que feliz de poder prestárselos. Cada vez que me llamaban me ponía ansioso porque sabía que iba a ser algo especial. Los productores del disco, Jeff y Leon, están avanzados a su tiempo y de aquí a unos años todo el mundo va admirar lo que están haciendo. Son unos genios y a mí me han hecho disfrutar como nunca y me he sentido muy arropado por su talento y sus habilidades. Ir al estudio con ellos es como cuando un niño entra en una enorme tienda de golosinas. Todo es mágico. Realmente no tengo palabras para explicar lo maravilloso que ha sido grabar My World.

Como oyente creo que se percibe claramente ese ambiente del que hablas

Y me hace feliz saber que la gente lo pilla, porque realmente fue así. Cada vez que iba al estudio para hacer una canción sabía que estábamos en el rail que te lleva al destino correcto. Leon y Jeff se sacaban trucos de la chistera y convertían cada momento en algo realmente especial. Déjame decirte que estos chicos van a hacer historia. Sabes, como Berry Gordy en Motown o Al Bell en Stax. Ellos son los jóvenes Gordy y Bell del momento. Pequeños demonios que tienen muy claro lo que se traen entre manos.

¿Cómo se desarrolló el proceso de composición del disco? ¿En qué canciones participaste más?

La verdad es que nadie escribió enteramente una canción. Ha sido una verdadera colaboración entre todos. Yo incidí más en «Ladies», que ahora recuerde. Pero el resultado es el esfuerzo de todos, del trabajo en equipo. Un ejemplo. Estábamos trabajando en «Money Is King» y no conseguíamos nada, y de repente yo empecé con un par de frases, Leon sacó otras más y Jeff otras, y ya tuvimos la canción encaminada. Así es como trabajamos la mayoría de veces. Fue una experiencia maravillosa. No me cansaré de repetirlo. Era una lluvia de ideas constante, donde el ego no era bienvenido: eh, tío, ¿por qué no probamos esto? ¿Qué tal si hiciéramos aquello? La verdad, esta grabación es uno de los momentos más importantes de mi vida.

El álbum lo grabasteis en Brooklyn, donde están los sellos Truth & Soul y Daptone. ¿Podríamos decir que es el nuevo Detroit o Memphis?

Por supuesto. Yo lo diría de esta manera: Nueva York ahora mismo es el jodido centro de la verdadera y profunda música soul. Todos los grandes músicos están ahí. Tienen la suerte de tener mucha música antigua de la que aprender, que combinan con ideas frescas e innovadoras y con las nuevas tecnologías. Todo eso y una rabiosa juventud. Tienen talento. Están consiguiendo el sonido. Por eso Amy Winehouse vino a Brooklyn a grabar su disco. Porqué sabía que allí conseguiría lo que quería. Escucha lo que te digo, en los próximos diez años van a salir grandes discos de Nueva York. Dalo por seguro. Estando allí puedes sentir cómo la música fluye de un lado para otro y todos los músicos están atentos a lo que hacen los demás, creándose bonitas sinergias. Hay bandas y estudios acojonantes. Tú lo has dicho. Es como Detroit en los sesenta o Philadelphia en los setenta, como el Londres de mediados de los sesenta. La música, las vibraciones, saltan de un lugar a otro y no sabes muy bien de donde vienen, pero puedo decirte una cosa: ahora mismo están en Nueva York.

Hablando de Amy, ¿cuál es tu opinión sobre ella?

Para mi es algo auténtico y verdadero. Creo que lo que tendría que hacer es olvidarse de todo y concentrarse en la música, porque tiene un verdadero talento para ella. Hizo mucho por el soul, no te quepa ninguna duda. Sólo le deseo lo mejor.

Ahora mismo en tu banda, los Expressions, están algunos de los músicos más importantes de esta escena. ¿Cómo te sientes al tocar con ellos? ¿Cómo describirías un show tuyo con esta banda?

Intentamos estar muy relajados. No queremos darle a la gente lo que piden, intentamos ser nosotros mismos y dejar que las cosas fluyan de forma natural. Así que al estar muy relajados la audiencia normalmente se ve atrapada en una energía insospechada. Dejamos que sea un proceso natural. Pero al final, en la mayoría de los shows hay una histeria masiva. La gente se pone a tono, se deja ir y esto hace que nosotros nos engrasemos más y más. Es una experiencia increíble tocar con estos chicos. Créeme. Nada es forzado. Todo fluye.

Todo el mundo habla de ti y de tus similitudes con James Brown. Sé que para ti es una gran influencia, pero creo que en My World te has alejado un poco de ella y te has acercado a ritmos más cálidos como los de Smokey Robinson o Al Green y es precisamente en este registro cuando, para mi, has hecho tu mejor disco. ¿Estás de acuerdo?

Smokey es también uno de mis ídolos y una de mis influencias básicas. Con Al Green compartí sello en los setenta y tuve la oportunidad de conocerlo de cerca. Y James Brown también es una jodida influencia para mi… no entiendo muy bien la pregunta, perdona…

Lo que quiero decir es que, cuando has hecho lo que sentías, has hecho tu mejor disco, a parte del mejor disco para hacer sexo que se ha grabado en muchos años.

¡Ja, ja, ja…! Has conseguido que éste sea un gran día para mí. Muchas gracias, tío. Estoy totalmente de acuerdo. Al empezar a trabajar con Leon y Jeff lo primero que me dijeron fue: relájate y sé tú mismo. Y de pronto me encontré haciendo un disco como My World, que le gusta a todo el mundo y yo estoy tan jodidamente feliz y tan agradecido que no tengo palabras para describir esta sensación.

¿Por qué regrabaste «Honey Dove» de tu álbum Problems?

Jeff y Leon me dijeron: Lee tienes que grabar otra vez «Honey Dove». Yo les dije: ¿Por qué? Me gusta como quedó y no veo el sentido de volver a hacerla. Ellos respondieron: Lee tienes que hacerla otra vez. La canción traquetea demasiado y creemos que se merece otra versión. Yo dije OK. De acuerdo. Hagámosla. Y los jodidos genios tenían razón. La nueva versión es mucho mejor y todo el mundo me dice que le encanta.

Imagina que nos trasladamos al año 67. Si pudieras escoger entre estar en Stax o en Motown…

¡Qué cabrón! Vaya preguntita. Tengo que decir que ambas. Amo Stax desde el fondo de mi corazón. Stax es lo que soy. Motown fueron más suaves. Las dos llegaron al mismo nivel de ingenio desde estilos muy diferentes. Se podría decir que en un sandwich entre Motown y Stax, yo soy el embutido. Eso es lo que soy.

¿Cómo empezaste en el mundo de la música?

Empecé como mucha gente en EE.UU., en un concurso de talentos. Todo el mundo me decía: James Brown tiene que ser tu padre. Me parecía mucho a él. Pero yo estaba muy metido en Sam Cooke y en el sonido Motown y también en Jerry Butler. Me pidieron que cantara una canción de James Brown. Yo tenía 13 años. Acepté. Vi como las chicas se volvían loco y pensé: ¡esto me gusta del copón!

¿Qué canción cantaste?

«Out of Sight» (empieza a cantarla por teléfono). Desde entonces no he parado de moverme. De viajar por todo el mundo. Ya llevo 40 años en el negocio y creo que ahora tengo incluso más energía que al principio. La gente viene a los shows, los periodistas me prestan atención, hay cámaras en los conciertos y esto es gracias a My World. Me pone nervioso tanta atención. En el buen sentido.

Empezaste en los setenta y dijiste que querías volver a la música genuina, que querías devolverle ese sentimiento feo y crudo… Puede que empezaras en mala época, ¿no?

La música soul ha tenido muchas formas y se ha expresado de muchas maneras. En aquella época sentí que se estaba dulcificando todo demasiado y yo quería volver a las raíces, pero al final quien manda es el gusto del público. Uno tiene que ser fiel a lo que siente e intentar no desviarse demasiado de él. De todas formas siempre ha habido muy buena música. En todas las épocas, antes y ahora.

¿Y qué piensas de los nuevos artistas jóvenes que están triunfando en la música soul como James Hunter o Eli ‘’Paperboy’’ Reed?

A mí me gustan todos. Ahora mismo estoy escuchando mucha música nueva, pero no consigo recordar los nombres. Pero sí tengo la sensación de que las nuevas generaciones están haciendo buena música soul. Especialmente me acuerdo de Duffy. Me encanta lo que está haciendo.

ANDREU CUNILL

Publicado en Ruta 270, abril 2010

 

 

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