Encuentros

Bob Forrest, “la música es una profesión peligrosa para la salud mental”

BobForrestEl que fuera líder de Thelonius Monster, amigo íntimo de Anthony Kiedis y Flea, y probablemente culpable de la entrada en Red Hot Chili Peppers de John Frusciante, publica su segundo álbum en solitario, nueve años después de hacerlo con el primero, Modern Folk And Blues Wednesday. Su nuevo trabajo, Survival Songs, es un auténtico tratado de supervivencia en el que el californiano abre sus entrañas al público en un trabajo tan sincero como emotivo. Hablamos largo y tendido con él.

 

Tenemos ganas de verte por estas tierras…

A ver si es verdad. Quiero intentar ir a Europa en 2016, hacia la primavera o el verano. También me encantaría ir a Marruecos. Quizá me vaya a vivir allí.

 

Has declarado que en el siglo XXI todavía se puede captar un sonido inmediato, como si hubiera cuatro personas tocando alrededor de un solo micrófono ¿Es ese el sonido que has intentado conseguir en Survival Songs?

Sí, honestamente creo que es el sonido de la cultura americana. Ahora estamos acostumbrados a poner apelativos a la música, a lo que antes era simplemente songwriter music. Parece que necesitamos etiquetas atractivas, pero antes había discos inmediatos , que te miraban frente a frente. Ahí están los álbumes de Bob Dylan. O Leonard Cohen. Parecía que estaban tocando en tu comedor. Neil Young, Rickie Lee Jones o el Tom Waits primerizo, antes de volverse tan raro. Me gusta sentir próximas las palabras y las melodías. Me encanta la artesanía musical. Incluso diría que Ziggy Stardust es una especie de música primaria básica.

 

Me atrevo a decir que Survival Songs es un disco ante todo personal y honesto ¿es así?

Son las canciones de mi vida. Lo que me pasó en 1984. 1987. 1992. 2001. 2015. Es la historia de mi vida convertida en un disco.

 

¿Dirías que eres un superviviente?

Ciertamente hay mucha gente que sobrevive a balazos auto infringidos como son las drogas, pero sí soy un superviviente emocional. Tengo mucha resistencia en ese plano. Me gusta seguir en movimiento, seguir emocionando. Sigo explorando y sigo buscando desafíos. Eso es lo que significa para mí la supervivencia. Hablo de prosperar, aprender, crecer. Siempre hay cosas nuevas que te esperan tras la esquina. A veces solo encuentras cosas aterradoras, horribles, una mierda…Pero otras es algo mágico.

 

Ya que has sacado el tema tengo que preguntarte por las drogas ¿cómo se reflejan tus adicciones en el disco?

Soy adicto a las drogas, pero también al amor. La única cosa a la que no soy adicto es a la comida. Solo como para no marearme. Soy un tipo absolutamente pasional y todo lo llevo al extremo. Cuando me meto en algo, lo hago hasta el final. Hay quien lo llama adicción, pero también podría considerarse una obsesión. Para mí es una simple manera de vivir. Es en el momento en que eso se apropia de tu mente cuando deja de ser bueno para ti. La estupidez puede ser algo tan poderoso como las drogas. O el miedo. Tienes que dejar de lado esos miedos para que no te afecten e igualmente las adicciones y obsesiones. Tengo un hijo de doce años y un día me planteé que toda podía ser una mierda, pero había que razonar lo positivo en lugar de ponerse a lloriquear.

El resultado, si nos basamos en tus letras es devastador.

Sí. Son trece canciones escritas sobre lo que estoy pensando, experimentando o sintiendo en determinadas situaciones. Es mi manera de entender la composición tradicional. Lo que hacían mis ídolos entre los que están Paul Westerberg, REM o Bob Dylan. Robert Johnson, por ejemplo, no hablaba de otro tipo que era arrojado en un cruce, hablaba de sí mismo. Jerry Lee Lewis también. O Little Richard. Escribir canciones es algo muy serio, muy personal. Por eso la música es una profesión peligrosa para la salud mental. Piensa que te encuentras escribiendo trece canciones sobre tu vida, tus perspectivas y tu forma de ver las cosas y puede que alguien venga y te diga que no le gustan. Entonces te están diciendo que tu no le gustas como persona. Es un riesgo enorme. Westerberg era un outsider como yo, muy metido en el punk-rock pero que sabía escribir con significado y pasión. Fue un letrista introspectivo sensible y reflexivo desde el punk. Quería ser como él.

 

Eso convierte tu disco en algo difícil ¿no?

Está claro que mi música no es para las masas. Al principio culpaba a las drogas y al alcohol de no tener un éxito masivo, pero he aprendido que quizá el tema es que no es accesible para cualquiera. Mi música es para la gente que quiera saber si vale la pena vivir. La vida sin drogas y alcohol pasa a ser la lucha para que tu hijo haga los deberes escolares, jugar con tu perro y decirle a tu madre que la amas.

 

¿Por qué han pasado casi diez años desde tu disco anterior?

Porque soy un experto en alcoholismo y drogadicción (risas).E se negocio está ahora en auge. Justo cuando mi carrera estaba tocando a su fin me vi involucrado en el funcionamiento de un hospital, tratamientos de rehabilitación y cosas por el estilo. Me impliqué mucho en ayudar en esas cosas y ahora estoy un poco desencantado por cosas que he visto. Estoy intentando volver a la música, mi primer amor.

Lo cierto es que incluso has hecho un programa televisivo en el que ejercías de consejero de gente con problemas con las drogas.

Sí. Yo era un adicto y empecé a participar en un evento para recaudar fondos para un programa de rehabilitación de músicos. Lo hacía de manera voluntaria, sin cobrar nada. Así conocí a una eminencia en los tratamientos de rehabilitación como el doctor Drew Pinsky, que tenía un programa de radio en Los Ángeles al que acabé yendo como veinte veces. Al final me dijo “¿por qué no te vienes a trabajar conmigo a mi hospital?”. Y acabé en Harvard USC, uno de los centros más conocidos del país. Lo hice durante años y luego nos ofrecieron llevarlo a la televisión.

 

Parece que te gusta mucho lo audiovisual porque también eres protagonista del documental Bob & The Monster.

El mérito de eso es de Keirda Bahruth. Fue un proceso largo. Cuando vi como unían todo lo que habían grabado fue algo increíble. Pensándolo bien, y recogiendo tu pregunta de antes, allí me di cuenta también que era un superviviente por haber dejado las drogas. Era como una progresión natural de mi vida: una carrera musical, su final, el tratamiento de la adicción… Me gustó verlo así en forma de película.

 

La lista de gente que te considera uno de sus mejores amigos es increíble: Johnny Depp, Perry Farrell, John Frusciante, Evan Dando, Shane MacGowan…

¿Qué quieres que te diga? Es una suerte tener amigos a los que puedes definir precisamente así, como amigos. Recuerdo que una vez le dije a Johnny que no podía volver a la música y me dijo “claro que puedes. Te lo debes a ti mismo, pero también a los amantes de la música y de la cultura en general”.

 

Antes de acabar tengo que preguntarte por una curiosidad. Soy un gran fan de Bob Dylan y tu participaste en la banda sonora de I’m Not There pero con una canción muy extraña, «Moonshiner» ¿cómo la elegiste?

Me gusta esta pregunta porque la historia es interesante. Todd Haynes, el director, sabía que tenía que hacer una película atípica, imaginativa e interesante o a Bob no le gustaría. Así que pensó en eso de usar a diferentes personas haciendo de Dylan. Era consciente de que probablemente la compañía de Bob no le dejaría utilizar sus canciones originales así que estuvo buscando un montón de gente para versionarlas. Yo decidí optar por algo también especial por ese motivo y pensaron que encajaba perfectamente en mi supuesta faceta de cantautor folk. Fue un gran honor para mí. De hecho, el niño que sale en la película debía cantar mi canción. Cuando Bob vio el resultado le encantó y quiso permitir que se utilizaran sus canciones, aunque al final se usaron las que se habían grabado.

 

Pues ha sido un placer y te tomo la palabra de verte pronto en España.

Espero cumplir mi promesa. Quizá opte por un paquete de esos baratos de 8 días por 700 dólares y aprovecho para tocar. Nos vemos pronto.

 

Eduardo Izquierdo

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