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Josh Rouse, sala Ego, Alcalá de Henares

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En una noche de noviembre –de esas que empiezan a rajarse y que avistan invierno– la vieja ecuación de sofá, manta y televisión no funcionó con el centenar de personas que se reunieron en las paredes de la sala Ego para recibir al de Nebraska, Josh Rouse. El turista accidental trajo el macuto cargado de su conocida y efectiva fórmula melódica cuyo hechizo funciona como un gustoso y momentáneo letargo entre aquellos que se congregan en torno a él. Un bálsamo pasajero que calma la urgencia aunque fuera siga haciendo frío.

A la presencia del americano hubo que sumar la del discreto escudero Chema Fuertes –como segunda guitarra y percusión– compactando de algún modo la sobriedad de la propuesta sonora. Además alguno de los pasajes de su nuevo material The Embers of Time (Bedroom Classics, 2015) acompañaron a sus clásicos habituales. En definitiva una receta delicada y sutil de domingo que hipnotizó al auditorio desde la subida al escenario. Todo ello en una sala que acomodó algunas mesas y banquetas al borde de la palestra dando al espacio un aire de café.

La reciente JR Worried Blues saludó a los presentes y dio paso a la popular y serena Quiet Town. Apeló a clásicos como Come Back [Light Therapy] de su disco 1972 (Rykodisc, 2003) y arrancó palmas en canciones más actuales como Some Days I’m Golden at Night. También viajaría a Nashville (Rykodisc, 2004) con It’s The Night Time o Why Won’t You Tell Me What. Los coros del público inundaron The Ocean y Lemon Tree, esta última con escisión de voces femeninas y masculinas.

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Regresaría al nuevo trabajo de la mano de Crystall Falls. Rouse hacía gala de cierto donaire con algunas incursiones en castellano, incluso preguntando a la parroquia el idioma en que preferían que hablase. Con Winter in the Hamptons y 1972 la comunión terminó de cristalizar. También hizo una pequeña broma apelando a la auto parodia sobre estar escuchando Radio 3 una noche y encontrarse con trascendentes melodías. Con I Will Live on Islands y Julie (Come Out of the Rain) justo al borde del escenario, Rouse y Fuertes se guarecieron un momento para volver con los bises.

A la vuelta alguien pidió Sad Eyes. Con Slaveship y Love Vibrations interpretada entre el público la noche terminó en alto dejando un agradable regusto a ese centenar de personas que decidieron abandonar el calor de sus casas para disfrutar de la música en vivo.

La hora temprana a la que estaba previsto el directo fue, sin lugar a dudas, un acierto para encaminar la llegada del lunes de todos aquellos que se acercaron a la sala.

Texto y fotos: Alex Jiménez

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