Encuentros

Dune Rats, regreso al pogo

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Mete en una coctelera el despiporre pop-punk de The Hard-Ons, NOFX o Wavves y exhala en su interior una bocanada de espeso humo digna de Cheech & Chong. Agita con decisión y hazle entrega del recipiente al Demonio de Tasmania para que se divierta a su antojo. Pídele de vuelta la coctelera y vierte el mejunge resultante en una jarra bien fría. Ya tienes listo tu cóctel Dune Rats.  Después de leer esta charla tendrás ganas de (1) Escuchar Dune Rats en Spotify y (2) acercarte a verles a Madrid (jueves 23, El Sol, Son Estrella Galicia) y/o Barcelona (viernes 24, Heliogàbal, Jägermeister LiveShots).

Nos citamos con Danny Beusa, BC Michaels y Brett Jansh en la cantina mexicana de un centro comercial barcelonés para hablar de su homónimo LP de debut –obra maestra del stoner pop repleta de hits para perder el pogo de vista–, echar la vista atrás para recordar cuando Danny y BC empezaron como dúo sin tener “ni idea de nada” y reflexionar sobre la especial idiosincracia de la escena local de su ciudad, Brisbane.

Aclaradme una cosa, antes de nada. Girásteis por Sudáfrica y el este asiático cuando tan solo teníais un puñado de singles y EPs editados. ¿Qué banco atracasteis para financiar el tour?

¡Pedimos ayuda a los fans! Colgamos una foto del Gato con Botas de la peli Shrek en nuestro Facebook preguntando si alguien se animaba a llevarnos de gira a algun lugar remoto, como África, India o China, y un tipo nos contestó diciéndonos que su padre trabajaba en Virgin Airlines y que nos pagaba los billetes a cualquiera que fuera el destino final. Rápidamente escribimos a nuestros amigos de la revista Vice que nos pusieron en contacto con el responsable de un blog musical muy grande, quien a su vez hizo de puente con uno de los promotores musicales más importantes de Sudáfrica, Henk Van Der Schyf. Ese tipo es nuestro héroe y nuestro hermano.

Danny: Dimos el primer concierto en Ciudad del Cabo ante 700 personas, no nos lo podíamos creer. Y la gente es increíble, ultra hospitalaria; cuidaron de nosotros, nos agasajaron siempre con una sonrisa de oreja a oreja y fuimos pasando de una ciudad a otra como levitando, en un loop maravilloso viaje – barbacoa – concierto – fiesta. Luego el tour continuó por China, Malasia y Bali, antes de volver a casa. ¡Y todo gracias a un post de Facebook!

Hablemos de Dune Rats, el disco. ¿Cómo surgieron las canciones?

Brett: Mi madre nos acogió en la casa que tiene cerca de la playa, donde crecí. Nos encerramos durante un mes en su cobertizo y empezamos a escribir las canciones. Sin estrés, dejando que todo fluyera; si un día no nos apetecía, nos íbamos a hacer surf. Una mañana me encontré a BC escarbando la tierra de alrededor, le pregunté qué diablos estaba haciendo y me dijo “¡un huerto!”. Se puso muy en serio con eso y acabamos plantando tomates, maíz, pimientos… ¡Y maría, claro!

Ella encantada de la vida, ¿no?

Danny: ¡Claro, nada que objetar a las mejoras en su jardín! Ella es nuestra mayor fan y nos ha apoyado desde que nos juntamos los tres. Siempre que tenemos oportunidad vamos a verla a su casa de Byron Bay, una pueblo aislado al final de una larga carretera en la costa este; es una comunidad muy pequeña, habrá 40 casas como mucho. Nos cocina los mejores platos, nos fumamos juntos unos buenos canutos… Y siempre viene a todos nuestros conciertos, no se pierde ni uno.

Brett: En el último show de la gira, en Brisbane, se volvió loca, saltó desde el escenario y se rompió la clavícula. Antes del concierto estaba muy emocionada, nos dijo que era su última oportunidad para intentarlo, así que se armó de valor y en el último tema voló… para ver como el público abría un enorme agujero a sus pies. Pero se levantó como si nada, disimulando. Acabamos el concierto y no la vemos por ningún lado; la llamo y me contesta desde el hospital. Pobrecita.

¿Cómo fue grabar con Woody Anderson? Según he leído es un productor que no se anda con rodeos, exigente.

Brett: “Work hard, party hard”, ese es su lema. Y así lo hicimos, claro. Le conocimos en nuestra primera gira importante por Australia, treinta fechas junto a Children Collide, banda de la que es ingeniero de sonido y tour manager. Parecía un sargento, no nos dejaba pasar ni una; nos puso las pilas, algo que sin duda nos benefició. Cuando quisimos grabar el disco, él era la única opción posible, porque queríamos grabarlo en una semana. BC leyó la famosa carta que Steve Albini escribió a Nirvana antes de aceptar producir In Utero y la frase con la que se despedía, “Si un disco tarda más de una semana en hacerse, alguien la está jodiendo”, se le quedó marcada y fue el lema con el que encaramos la grabación.

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No habéis parado desde que editasteis el disco en junio del pasado año. ¿Qué tal han acogido los fans los nuevos temas?

Danny: Bueno, hay canciones que aún no nos hemos atrevido a tocar en directo. En esta gira, por el momento hemos hecho sets cortos, directos, y hay temas que se quedan fuera. Si tienes delante de ti a chavales enloquecidos, bebiendo de sus zapatillas y gritándote que quieren escuchar Fuck It o Red Light, Green Light, ¿por qué vas a alargar el concierto para meter otras que te apetecería probar si al hacerlo se rebaja la energía, la velocidad punk y la locura en el pogo? Cuando nos subimos a un escenario lo damos todo y buscamos satisfacer al público; es cuánto más disfrutamos, más que escribiendo o grabando.

¿Cómo recuerdas a los Dune Rats de 2011, cuando solo érais tú y BC?

Danny: Recuerdo que no teníamos ni idea de nada. Cuando empiezas ni te pleanteas que exista alguien a quien le pueda interesar lo que haces, quieres grabar y piensas “¿quién podría echarme un cable?” y aparece un colega sin experiencia pero con ilusión y ganas de ayudar. Así fue con nuestro primer EP Sexy Beach. Luego cuando conocimos a Brett la banda pasó a otro nivel porque sabe componer y tocar la guitarra, el bajo y la batería; al escuchar sus línas de bajo nos dimos cuenta que le necesitábamos en el grupo.

Brett: Nos conocimos en una gira compartida entre Dune Rats y Bleeding Knees Club, donde tocaba la batería. Danny y BC no tenían dinero para llevarse a un bajista, así que cada noche yo me unía a ellos tocando el bajo y luego me sentaba a la batería con mi grupo. Así durante 30 días. Conectamos y me camelaron para irme con ellos.

Danny: Nos sabía mal por los Bleeding, pero lo entendieron y sigue habiendo muy buen rollo con ellos. Y nosotros somos una piña, tío. Somos colegas, disfrutamos con lo que hacemos y no hay nada de burocracia ni egos. No vamos de grandes escritores, así que nos decimos las cosas a la cara y firmamos todos los temas como Dune Rats. El día que esta camaredería desaparezca, esto no tendrá gracia, no tendrá sentido.

Pero, ¿no teméis que conforme vayáis creciendo como grupo algo de eso se pierda por el camino debido a la propia profesionalización de cuanto os rodea?

Brett: Bueno, aprendes cosas útiles por el camino como no viajar con drogas (risas). Esta mañana nos hemos fumado toda la hierba que llevábamos encima antes de llegar a la frontera española desde Montpellier. Nos han parado la furgo, hemos puesto nuestras caras más profesionales y los perros han husmeado un poco, pero hemos logrado salir de allí pitando y sin problemas.

¿Cómo describiríais la escena musical de Brisbane, la ciudad dónde se formó la banda?

Danny: La mejor, tío. Mira las bandas que han salido de allí: The Go-Betweens, Regurgitators, Violent Soho… ¡Dune Rats! (risas).

Brett: Hay un buen rollo increíble, nos ayudamos los unos a los otros; hay un verdadero sentido de comunidad, alejado de la competitividad que hemos podido palpar en otras ciudades, como en Melbourne.

Danny: Cuando empezamos éramos seis bandas haciendo piña: DZ Deathrays, Last Dinosaurs, Millions, Gung Ho, Violent Soho y nosotros. Siempre estábamos tocando, carteles alternados de 3-4 bandas recorriendo Queensland primero y luego cruzando el país. Íbamos rotando quien cerraba los conciertos, nada de egos de “yo soy el cabeza de cartel”, aquí somos todos iguales y vamos a darles a esos chavales de ahí fuera lo que quieren. Creo que Brisbane tiene una escena musical tan cohesionada, con las bandas, los locales y el público sumando fuerzas porque durante muchos, muchos años el gobierno local, controlado con mano dura por Joh Bielke-Petersen, declaró la guerra a la música en directo. Eso no hizo sino acrecentar el rechazo de los jóvenes a sus gobernantes y a la policía, lo que se tradujo en nuevos grupos apareciendo cada año y nuevos promotores abriendo salas. Toda esta energía que nos retroalimenta en casa nos da fuerzas para luego decidir cruzar el país hasta Perth. Había quien nos decía “¿por qué diablos vais a gastaros 700€ para tocar allí si nadie os conoce?”. Pero lo hicimos y los 40 chavales que vinieron a vernos a ese primer concierto agradecieron el esfuerzo que habíamos hecho para tocar ante ellos. A nuestra siguiente visita acudieron 500.

 

Texto: Roger Estrada

Fotos: Brenda Rin

 

 

 

 

 

 

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